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¡Oh confusión, oh caos!

Hay que evitar, además, que Cúcuta sea el epicentro de violencias que dejan víctimas y más incertidumbres.

No obstante la magnitud musical del “Concierto Venezuela Aid Live”, por la extraordinaria capacidad expresiva de los protagonistas de ese espectáculo, todos cantantes de primera línea, realizado en  territorio colombiano del puente Tienditas, que une a los dos países, la situación de esta zona de frontera es de cuidado y requiere un manejo que la sustraiga de las presiones que apuntan a escaladas de agresión entre las partes enfrentadas.

Para nadie es un secreto la gravedad de la crisis venezolana, con una economía en progresivo desajuste, un desabastecimiento de alimentos y medicamentos con efectos de emergencia para la población de ese país, una migración masiva de sus nacionales hacia destinos muchas veces inciertos y un errático desarrollo político, que genera más complicaciones. El presidente Nicolás Maduro parece aferrarse cada día más a las pautas de gobierno  con las que cree poder consolidar a su nación con un Estado inspirado en el Socialismo siglo XXI.

A su turno, la oposición ahora representada en el llamado “Presidente de transición”, Juan Guaidó, quien a su vez es presidente de la Asamblea Nacional, busca llegar al poder total con el apoyo de gobiernos extranjeros, en un proceso que todavía no tiene suficiente claridad en sus objetivos, así se señale como meta el restablecimiento de la democracia.

Esta crisis es el resultado de indudables extravíos que llevaron a Venezuela a condiciones de vulnerabilidad cuando tenía riqueza suficiente para la construcción de un Estado que garantizara un desarrollo con equidad social y acumulara reservas suficientes para un futuro libre de estrecheces.

No se le puede restar gravedad a lo que está ocurriendo al interior de Venezuela. No hay un rumbo claro para esa nación y son suficientes las razones que llevan a la inconformidad. 

La democracia tiene que resultar de un ejercicio libre, con reglas de transparencia y de legitimidad. A eso tienen que acceder las diferentes corrientes que buscan el manejo de la nación vecina.

Y es también preocupante el estado de confusión en Venezuela por las repercusiones negativas que tiene sobre Colombia. 

La disputa alrededor de la ayuda humanitaria almacenada en territorio colombiano ya deja un saldo lamentable de víctimas. Y a esto hay que sumarle otras secuelas, como la del rompimiento total de las relaciones, según lo dispuso el presidente Maduro. Así las cosas, es evidente que se va de mal en peor.

Para los gobernantes colombianos el problema hay que tratarlo con acierto. Corresponde al presidente Iván Duque tomar en cuenta el interés nacional y no dejarse extraviar en este cúmulo de confusión y caos que se agita y que algunos buscan su aprovechamiento con fines mezquinos.

Nadie puede entender cómo es que la ayuda valiosa que entregan países del mundo se destruya e incendie cuando hay miles de personas que la necesitan con urgencia. Los gobernantes y autoridades de los dos países tienen que pensar más en esto que en la soberbia y las escaramuzas políticas o diplomáticas. 

Hay que evitar, además, que Cúcuta  sea el epicentro de violencias que dejan víctimas y más incertidumbres. Algo que también se convierte en carga aplastante para los venezolanos.

Domingo, 24 de Febrero de 2019
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