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Editorial
Ojo con la especulación
Cartón de huevos hasta por $15.000. ¿Acaso son puestos por la gallina de los huevos de oro? La especulación en momentos de la peor crisis.
Viernes, 3 de Abril de 2020

Lamentablemente, el coronavirus con su impacto sobre la economía mundial en la que desató el nerviosismo en la bolsa, se cruzó también con un dólar al alza en Colombia que ha estado por los $4.000, hecho que en un país como el nuestro donde importamos materias primas y alimentos, pues finalmente la carestía vaya empujada por esa combinación de hechos.

Cartón de huevos hasta por $15.000. ¿Acaso son puestos por la gallina de los huevos de oro? La  comunidad asombrada lo atribuye a la especulación en momentos de la peor crisis sanitaria de su historia, provocada por el coronavirus  que  en el departamento ya registra 21 casos confirmados.

Disparos en los precios de alimentos básicos de la canasta familiar como esos, que equivalen a más de $5.000 y $6.000 hay que mirar hasta qué  punto realmente deben alcanzar ese nivel, sin desconocer que el alimento concentrado para las  gallinas ponedoras es a base de maíz y soya, que al ser importados lógicamente  registran un mayor valor  por efecto de la devaluación.

Hay algunos renglones que por el  impacto directo de un dólar más caro pues lógicamente  vayan al alza, pero ahí no sería descabellado pensar en alguna intervención estatal que ayude a los mismos productores o comercializadores mediante alguna especie de subsidio, para que no tengan que trasladar todo el peso sobre el consumidor final.

A la gente confinada en sus hogares, ya estresada por el mismo temor a contagiarse con la COVID-19, agobiada porque tiene que estirar el presupuesto familiar y abrumada por las consecuencias económicas y sociales que dejará esta peste, no es oportuno recargarla con una oleada de precios exorbitantes que bien podrían llegar a poner en riesgo su derecho a la alimentación.

El hecho aquí debe ir más allá de decir que está garantizado el abastecimiento de productos en el área metropolitana de Cúcuta y en los demás municipios de Norte de Santander, porque qué sacamos con tener las estanterías llenas, pero a muy alto valor. 

Aquí se requiere un punto intermedio en el que se actúe con contundencia frente a quienes abusan y pusieron por las nubes los precios al público tanto de alimentos, como de artículos de aseo y elementos como el alcohol y los tapabocas y buscar ese apoyo estatal para los productores y a la cadena de comercialización.

Proteger a las personas no es solo manteniéndolas en aislamiento social, sino garantizando de manera obligatoria el suministro de los bienes básicos a precios accesibles y sin reajustes excesivos.

Resulta de la peor presentación y del más innoble e imperdonable proceder, que los inescrupulosos estén obteniendo jugosas  ganancias con la pandemia especulativa que corre paralela a la amenaza del coronavirus. 

A  quienes tienen esa manera de  proceder, se les debe castigar de la forma más severa, no solo sellándoles los establecimientos o aplicándoles multas, sino decomisándoles las mercancías con que especulan y entregándoselas a tantas familias que en Cúcuta, Villa del Rosario, San Cayetano, Los Patios y Puerto Santander, por ejemplo, padecen la pobreza extrema y son amenazados por hambruna.  

Permitirles a los especuladores que se burlen de los consumidores y argumenten fórmulas macroeconómicas para hacer de las suyas con los precios, sería estar abriéndole la puerta a una espiral inflacionaria inatajable con crudas consecuencias sociales y económicas. De todas maneras, las autoridades municipales, la Policía  y la Superintendencia de Industria  y Comercio deben andar prestas a atajar este problema.

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