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Pagar recibos

Cúcuta, que en tiempos normales era campeona en  problemas socioeconómicos, ahora en tiempos pandémicos la Alcaldía no debería descartar el pago de recibos a los sectores más vulnerables.

Durante el término de declaratoria del Estado de Emergencia, Social, Económica y Ecológica por causa de la pandemia COVID-19, las entidades territoriales podrán asumir total o parcialmente el costo de los servicios públicos de energía eléctrica o de gas combustible de los usuarios dentro de la jurisdicción.

Así se lee en el artículo séptimo del Decreto legislativo 517 del Ministerio de Minas y Energía que les permite a las administraciones locales y departamentales dar este verdadero alivio a las familias en cuarentena, para los estratos uno, dos y tres, que es donde mayores problemas económicos existen.

El alcalde de Labateca,  Wilden Fabián Capacho, fue el primero en Norte de Santander en levantar la mano y decir presente para ayudar a  su pueblo en estos tiempos pandémicos, el cual consistirá en ayudarles a pagar el servicio de luz, en proporciones y periodicidad que están en evaluación.

Lo mismo hizo la administración municipal de Pereira, a cargo de Carlos Maya López, que destinará hasta $20.000 millones de recursos propios del municipio para pagarles a ciudadanos de esos tres estratos las facturas de energía, agua y aseo de unos 158.000 hogares. Incluso, en redes sociales se han comenzado a publicar recibos de servicios públicos con el sello de pagado por la Alcaldía.

En Cúcuta, donde en tiempos normales la ciudad era campeona en desempleo, en informalidad, en pobreza, en desigualdad social, en niveles de necesidades básicas insatisfechas y con un tejido  empresarial maltrecho por los problemas de toda índole, en esta temporada de coronavirus el panorama no pinta nada bien desde los puntos de vista económico y social.

Aquí, la Alcaldía parece haberle dado un portazo a esa posibilidad, según lo dicho por la secretaria de Hacienda, María Virginia Valencia, en el sentido de que “los recursos públicos no aguantan para tanto”, que ahora lo más importante es garantizar la seguridad alimentaria de los más necesitados y que algunas facturas de servicios se pueden pagar a plazos.

Todo es debatible. Por eso es interesante analizar hasta qué punto pudiera llegar a ser más efectivo pagarles, por ejemplo, el recibo de la luz de uno o dos meses a los  160.000 usuarios de los estratos uno y dos, para evitarles que tengan que tengan que cargar después con esa deuda.

Igualmente, y aquí deben entra a evaluar los planificadores, de a hasta qué punto pudiera llegar a  hacer lo mismo con la factura del acueducto, en el entendido que este tiempo signado por el coronavirus ha marcado traumáticamente todas nuestras actividades.

Incluso, hay que llegar a ser muy creativos desde la administración municipal para la consideración de estas alternativas de un altísimo tinte social, en el entendido que en esos dos renglones de la estratificación se encuentra una alta proporción de personas que dependen del rebusque diario.

Y es más, así como lo dijera recientemente la alcaldesa de Bogotá, Claudia López de revisar la estratificación, aquí en Cúcuta bien debiera hacerse lo mismo porque para nadie es un secreto que la pobreza también golpea al estrato tres, aparte de otras sorpresas.

Luego en estos momentos en que la pandemia prácticamente ‘apagó’ la vida normal, no es  descabellado ni riesgoso ni populista que las administraciones locales sean condescendientes con sus gobernados y les tiendan la mano de manera concreta, porque aunque se han visto que los mercados han llegado a algunos lugares de la ciudad, también hay otros donde les ha  tocado salir a protestar por ayuda alimentaria, como sucedió en Antonia Santos.

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Jueves, 16 de Abril de 2020
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