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Editorial
Para la malla vial
Debe ser la directamente beneficiada con los recursos recaudados por el impuesto de rodamiento generado por el registro de vehículos de matrícula venezolana.
Jueves, 7 de Noviembre de 2019

La malla vial de Cúcuta que sigue adoleciendo de graves problemas en su pavimento cargado de huecos o baches de todos los tipos y tamaños, debe ser la directamente beneficiada con los recursos recaudados por el impuesto de rodamiento generado por el registro de vehículos de matrícula venezolana.

 Ese tributo dejó una no despreciable suma de $1.056 millones fue recaudada por los carros y motos de matrícula extranjera que circulan en la ciudad, mientras que el gran total departamental ascendió a $1.354 millones.

Entonces al hacer caja y el arqueo final, las calles de los municipios por los cuales transitan esos automotores cuyos tenedores ya pagaron y que en su totalidad son 68.588, deben ser las que reciban este dinero, representado en el asfalto y las obras que se contraten por parte de las administraciones para que la ciudadanía tenga la movilidad que merece.

Sería un salto al vacío que esa plata que acaba de llegar por acción de un proceso para llevar a los dueños de motos y carros de placas venezolanas, a contribuir por ser usuarios de las vías, se fuera a destinar a otros menesteres o a la burocracia. Ni más faltaba.

Con toda claridad, la ciudadanía debe advertirles a las actuales administraciones  regional y locales a las que apenas le quedan menos de dos meses de mandato, que esos recursos los dejen ahí quieticos en las cuentas respectivas en los bancos, para que sean los gobernantes electos el pasado 27 de octubre quienes una vez posesionados el año entrante pasen a darle la utilización adecuada en los proyectos que la ciudadanía reclama en el frente de mejorar el estado de gran parte de las rutas que utilizan los cucuteños y nortesantandereanos.

Pudiera pensarse que dichos recursos podrían manejarse como la parte que correspondería para la búsqueda de partidas cofinanciadas ante los organismos nacionales  en lo que podría ser incluso un plan para generación de empleo, que tanto necesita Cúcuta.

Es decir, idearse una estrategia para que esa gran cuantía que se logre previa las gestiones ante instituciones como Findeter, por ejemplo, se determine que el arreglo de las calles lo haga directamente el municipio, mediante la creación de cuadrillas que vayan tapando huecos y arreglando las zonas más afectadas, con una severa veeduría de la misma ciudadanía y la interventoría impuesta por el organismo nacional.

Así habría la oportunidad de ayudar a miles de familias cucuteñas que por allá en los ranchos y en los barrios de las comunas más pobres, deben enfrentar un dramático día a día para conseguir lo mínimamente básico con el fin de tratar de sobrevivir a la crisis de tipo económico y social que se registra.

Además, ya es hora que los baches sean borrados y no continúen siendo otro ‘enemigo’ del ciudadano que, con razón pregunta: ¿y la plata de los impuestos a dónde va a parar? 

El buen uso de esta nueva fuente de ingresos que desde ahora contará la capital de Norte de Santander, debe ser la mejor respuesta para quienes entraron al torrente tributario y empezaron a pagar el impuesto de rodamiento por su moto o carro venezolano. Si no es así, vendrá el desánimo y empezarán los inconvenientes, que esperamos no sucedan, puesto que nuestra ciudad ya no aguanta un problema más.

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