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Editorial
Pobres los pobres
Se trata de exigirle al Gobierno mejores niveles de bienestar, o de pagar impuestos o tarifas de servicios públicos.
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Viernes, 19 de Octubre de 2018

Los pobres colombianos son una población muy particular. Si, por ejemplo, se trata de exigirle al Gobierno mejores niveles de bienestar, o de pagar impuestos o tarifas de servicios públicos, o de pagar por los hijos en la universidad, todos son pobres, y así lo declaran de manera solemne.

Pero, si en los medios se hace referencia a los pobres, entonces protestan con toda energía, porque ninguno lo es. Decirles lo que son, pobres, es como una ofensa.

Pues bien. El Banco Mundial recién publicó el informe Pobreza y prosperidad compartida, en el que se define no solo quién es pobre en el mundo, sino quién es un pobre extremo, no solo en Colombia sino en todo el planeta.

Si alguien tiene que vivir con máximo 6.000 pesos al día, es pobre extremo, y en esas condiciones hay 2,2 millones de colombianos. Si dispone de unos 18.000 pesos diarios, es pobre, y figura entre el 45 por ciento de la población colombiana.

La buena noticia del Banco Mundial respecto de Colombia consiste en que en 28 años, el avance en la lucha contra la pobreza en general ha arrojado frutos muy importantes: en 1990, los pobres extremos eran 22,5 por ciento de la población (22 de cada 100 colombianos), y hoy solo son el 4,5 por ciento, lo que significa 4 de cada 100 personas.

En el mundo también ha habido avances: mientras que en 1990 un 35,9 por ciento de la población global estaba en condición de pobreza extrema, la cifra bajó a 11,2 por ciento en 2013, y dos años después, en 2015, se ubicó en el 10 por ciento, equivalente a 736 millones de personas.

Pese a la condición de ser uno de los países más desiguales de la Tierra, en materia de pobreza extrema Colombia ocupa la posición 70 entre 164 países, o sea, está solo un poco más arriba de la mitad.

Los logros marcan una abismal diferencia con países como África Occidental, donde la pobreza extrema es de 77,7 por ciento. El resto de habitantes de ese país está en niveles de pobreza.

Las cifras colombianas aún distan de los índices negativos de naciones como Suiza, Suecia, Finlandia, Alemania y Francia, donde no hay pobreza extrema.

Es innegable que los gobiernos anteriores se esforzaron, el último más que los otros, para darles a los pobres los niveles de bienestar que se les habían negado desde siempre. Es tarea del actual reducir, y ojalá eliminar, las cifras que aún son indicativo de problemas.

Hay, sin embargo, aspectos que se deben tener en cuenta: el hecho de que en los últimos años, Colombia haya registrado una desaceleración económica, que se tradujo en el hecho de que su producción no subió más allá del 2 por ciento ni reducir el desempleo en las grandes ciudades, es un campanazo de alerta.

Esto debe ser tenido en cuenta en el Plan de Desarrollo para los próximos 4 años —aún en etapa de construcción—, y que se está enfocando, precisamente, en la erradicación de la pobreza extrema en las ciudades.

Por fortuna, estamos a tiempo de ajustar las clavijas y las cifras.

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