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Por la supervivencia

Hay que completar unos 10.000 ejemplares adultos, para garantizar que no desaparezca el Pachira pulchra.

Se necesitan 10.000 ejemplares adultos para garantizar la supervivencia del ‘motoso’ o ‘lanoso’, un árbol único en el mundo y tan solitario, que, según estudios científicos, apenas quedan unos 250 en Pamplonita y Ocaña. Nada más.

El asunto importante es que, no solo Pamplonita, que ya comenzó, y Ocaña, sino todos los nortesantandereanos estamos en la obligación básica de evitar que este árbol desaparezca de la faz de la tierra, detrás de muchas especies vegetales y animales que definitivamente se perdieron en las tinieblas de los siglos.

Los estudiantes de Pamplonita, por iniciativa del rector del colegio, están en plena campaña para salvar a los 13 ejemplares que tienen en su territorio, que se constituyen en parte de los árboles más cuidados del planeta, aunque para la tarea no se tengan recursos diferentes de la intuición y la voluntad, y alguna asesoría de científicos de la Universidad de Pamplona.

Cuidar de un ser vivo que se encuentra en pleno proceso de extinción no es fácil sin recursos, pero en casos como este, en los que la especie está más cerca de su desaparición que de su supervivencia, exige del esfuerzo de toda la comunidad, si se quiere evitar que mañana seamos señalados por nuestros descendientes como los responsables de que el Pachira pulchra, como se llama, ya no exista nunca más.

Hay que completar unos 10.000 ejemplares adultos, para garantizar que no desaparezca el Pachira pulchra. En Pamplonita, los estudiantes tienen unos pocos, muy contados, de poco tiempo de nacidos, pero son el primer paso en la tarea de salvar el árbol. Todos los nortesantandereanos, del gobierno departamental para abajo, tenemos que hacer lo humanamente posible para mantener viva esa especie.

Los trece de Pamplonita están en un área de 200 metros cuadrados, a pocos metros del río Pamplonita, sobre la ladera rocosa (al parecer, su ambiente natural), a un kilómetro de la entrada del pueblo, a mano derecha sobre la vía a Pamplona.

Los del norte ocupan una superficie más grande, entre La playa de Belén y Ocaña, en especial en el área de Los Estoraques, pero están más expuestos a los riesgos, por cuanto los planes de cuidar de la especie aún no se han desplegado en esa zona. Pero, no por eso, se deben abandonar a su suerte.

Desde cuando se divulgó la realidad de este árbol, el mundo entero puso sus ojos en esta región y en lo que hagamos todos por evitar que desaparezca. Así, el esfuerzo por salvarlo debe redoblarse, desde luego con el Gobierno departamental, bien sea declarando como reserva fundamental el área donde se concentra el árbol, y mediante la toma de medidas drásticas para evitar os riesgos que amenazan la especie. Uno de estos riesgos tiene que ver con la construcción de la autopista de cuarta generación entre Cúcuta y Pamplona, en un caso, y con la deforestación y la erosión que se evidencian en la ruta de Ocaña.

En casos como este, de especies vegetales desconocidas, la tendencia lleva a no darle importancia. Pero, en la naturaleza, todas las especies, incluido el ser humano, son igual de importantes, por cuanto todas hacen parte del gran sistema del equilibrio universal, en el que si una especie falla, todas tienden a fallar.

Y en esta oportunidad los nortesantandereanos no podemos fallar.

Martes, 7 de Mayo de 2019
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