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Editorial
Problema explosivo
La tragedia que todos los años se registra y sufren miles de familias en Colombia por el mal uso de la pólvora tiene que acabarse.
Lunes, 16 de Diciembre de 2019

Como todos los años, por esta época nos toca volver a referirnos al problema recurrente del mal uso o la indebida manipulación de la pólvora con sus explosivas y dolorosas consecuencias en la población, y particularmente en los niños. 

Los estragos de esta calamidad siempre resultan alarmantes y preocupantes. Como insuficientes e inocuos parecen también ser los planes, campañas y medidas de prevención y de seguridad que adelantan las autoridades en todo el país.

En todo el año pasado hubo 233 casos de afectados con pólvora, que en su mayoría sufrieron quemaduras y laceraciones. En el año que termina – hasta el pasado fin de semana – las  autoridades reportaban un total de 236 casos, lo que indica que en los últimos meses se dispararon las afectaciones, cuando todavía nos faltan las celebraciones y los festejos de la Navidad y el Año Nuevo. 

Como ocurre con otros fenómenos graves de violencia y siniestralidad vial, el consumo desmedido de licor tiene mucho que ver en los incidentes registrados por la mala manipulación de la pólvora. Un seguimiento del Instituto Nacional de Salud (INS) permitió establecer que la influencia del licor en estos percances es cada vez más visible: en cuatro de cada 10 casos (39 por ciento) de adultos, mucho más que en el 2018, cuando ese indicador fue del 25 por ciento. 

El Instituto Nacional de Salud estableció también que los niños siguen siendo las mayores víctimas de este flagelo. En lo ocurrido de este año se han registrado 85 episodios de niños con afectaciones que van desde graves quemaduras, laceraciones y amputaciones hasta daños oculares. El mismo INS ha logrado establecer que los artefactos más peligrosos y causan más afectaciones en los niños son los totes, los voladores, los volcanes, las luces de bengala y los cohetes.

Por los registros de esta entidad en los últimos cuatro años, cada Navidad deja 850 quemados con pólvora en Colombia. Los expertos han señalado que las lesiones que causa este explosivo pueden ir desde una pequeña quemadura hasta la amputación de una extremidad e, incluso, la muerte.

De ahí que sus directivas y funcionarios estén llamando la atención de las autoridades territoriales para que intensifiquen las campañas de prevención y control y no desfallezcan en sus empeños, a pesar de los que podrían ser poco alentadores resultados.   

Reconforta un poco, sin embargo, la reducción de los casos de quemados con pólvora en 10 entidades territoriales del país – Atlántico, Barranquilla, Casanare, Cesar, Magdalena, Norte de Santander, Quindío, Santander, Sucre y Valle del Cauca. No todo está perdido, entonces.

La tragedia que todos los años se registra y sufren miles de familias en Colombia por el mal uso de la pólvora tiene que acabarse porque no podemos resignarnos a seguir cargando tan vergonzoso fardo. Esto será posible con la colaboración de todos: autoridades, padres de familia, educadores, instituciones de salud, organizaciones comunales, colegios, universidades, organizaciones médicas y científicas. Toda la sociedad entera.

Las normas sobre el particular se han promulgado y tienen que hacerse cumplir. No pueden quedarse en letra muerta. Y una reflexión final que aporta el viceministro de Salud, Iván Darío González: “Solo quedan las apelaciones a la razón. La pólvora puede ser manejada solo por expertos y en lugares apropiados, con prohibición a menores de edad. Y prohibición absoluta de la venta a personas ebrias”. ¡Que en las próximas fiestas de Navidad y Año Nuevo no tengamos que registrar casos de niños o adultos quemados con pólvora!

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