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Profundizar la paz

No debemos olvidar que los ‘elenos’ como comúnmente les dicen, ejercen lo que denominan control social entre la población en las zonas donde ellos se encuentran, tratando de convertirse en un paraestado, hecho que genera desconcierto y temor.

Ojalá, y eso sería muy importante para Norte de Santander y la frontera con Venezuela, que se reactivaran las acciones conducentes a una paz negociada con la guerrilla del Eln, mejorando incluso muchas de aquellas cuestiones que se han criticado del acuerdo alcanzado con las antiguas Farc.

No debemos olvidar que los ‘elenos’ como comúnmente les dicen, ejercen lo que denominan control social entre la población en las zonas donde ellos se encuentran, tratando de convertirse en un paraestado, hecho que genera desconcierto y temor.

Pero igualmente aquí en la región hemos visto como en los últimos años ha mostrado una recuperación en sus maniobras guerrilleras las cuales se hacen más notorias en la línea fronteriza colombo-venezolana, aprovechando el descontrol generado al no existir relaciones diplomáticas ni consulares.

Es, el Eln, en este momento, uno de los tantos factores generadores de violencia en la frontera, que se han hecho visibles con los enfrentamientos con la banda criminal del Tren de Aragua, por ejemplo.

Igualmente parte de sus estructuras se mueven por el corredor fronterizo de Villa del Rosario, Ragonvalia, Herrán, en el sur del departamento en áreas que limitan con Arauca, donde igualmente se ha hecho fuerte y ha sostenido varios enfrentamientos con otros grupos armados ilegales.

Pero igualmente hemos asistido a numerosas acciones armadas, ataques, intimidaciones a la población civil, atentados a la fuerza pública, patrullajes por parte de guerrilleros en algunas zonas pobladas donde hacen presencia, desplazamiento, amenazas, homicidios, secuestros y vínculos con el narcotráfico y las economías ilegales.

Sin duda alguna hemos sido un departamento en donde las cicatrices del conflicto no se han cerrado y continúan abiertas y sangrantes y el dolor permanece ahí, porque aunque se pensaba que el posconflicto iba a mejorar el ambiente, la realidad ha sido otra, con un rebrote de la violencia.

Ojalá en esta oportunidad, con el cambio de gobierno y la llegada de Gustavo Petro a la Presidencia facilite las acciones para sentarse a dialogar con esta organización guerrillera, a la cual le acaba de lanzar un reto.

Un cese bilateral del fuego es la propuesta que dejó sobre la mesa el presidente electo, para consolidar lo que él ha dicho como el momento de la paz en Colombia.

Aquí en la práctica sería la reapertura de ese proceso de diálogo que se emprendió durante el segundo mandato de Juan Manuel Santos, pero que entró en el congelador durante la administración que está por terminar.

Ojalá esa plena disposición que dicha guerrilla ha señalado tener para reanudar las conversaciones sea certera y lleve definitivamente a la oficialización de un proceso con esta organización que cuenta con cerca de 2.500 hombres en armas.

Aquí lo urgente es que se den pasos que generen confianza entre los colombianos y la comunidad internacional que siempre ha estado presta a apoyar a Colombia en sus planes conducentes al fortalecimiento de la paz.

Dentro de las acciones inmediatas a seguir, si las partes así lo determinan, es el reconocimiento de los protocolos que ya habían quedado establecidos, con el fin de que los países garantes de esa negociación retomen dicho papel para la reinstalación de la mesa.

Sin embargo, para entender este capítulo que se reabriría, es bueno leer: “¿Por qué es tan difícil negociar con el Eln?”, libro cuyo editor es Andrés Aponte, del Centro de Investigación y Educación Popular, quien ha dicho que “es una guerrilla que no tiene problema para dialogar, pero sí para negociar”.

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Miércoles, 6 de Julio de 2022
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