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Promesa cumplida

No son asuntos nuevos; llevan décadas creciendo y empeorando, ante la mirada indiferente de los gobiernos de turno. 

La visita del recién posesionado presidente Iván Duque al Catatumbo, se asume como una muestra de la importancia que tiene para el nuevo gobierno esta zona del departamento, una de las más convulsionadas y con mayores problemas del país. 

Cumpliendo su promesa de campaña, Duque llega hoy a Tibú a realizar un consejo de seguridad en el que tendrá la oportunidad de conocer de primera mano la enorme crisis de gobernabilidad que se vive en este territorio, y los graves problemas que tendrá que enfrentar durante su gobierno si realmente quiere lograr, como lo dijo como candidato, victorias tempranas que permitan recuperar el Catatumbo.

No son asuntos nuevos; llevan décadas creciendo y empeorando, ante la mirada indiferente de los gobiernos de turno. 

En los últimos meses, podría decirse que la crisis del Catatumbo se ha agudizado por cuenta de la disputa territorial por el control de la droga, el contrabando y las extorsiones, que tiene hoy enfrentados al Eln y al Epl (ahora denominados pelusos) dejando como primeras víctimas a los campesinos atrapados en esta fuego cruzado que han tenido que sufrir sin quererlo. 

La coca es, quizás, el origen de todos los problemas. En el Catatumbo, los cultivos ilícitos pasaron de 11.560 a 24.587 hectáreas. Tibú es el segundo municipio con más coca en Colombia: en el 2017 según el Simci hubo 12.787 hectáreas sembradas, (el 52% de la coca de la zona) un 64 por ciento más que el 2016. 

A esto se suma la cercanía con Venezuela, lo que ha facilitado la salida del alcaloide a través de pistas clandestinas. 

El asunto que tendrá que definir el nuevo presidente es la fórmula para erradicar la coca sin generar nuevos conflictos, ofreciendo una alternativa viable para el campesino que decida sustituir su cultivo ilegal por uno legal. 

La posibilidad de reanudar la fumigación como lo mencionó Duque en campaña, es uno de los temas más sensibles que tendrá que tocar en una zona donde la erradicación está prácticamente vetada, en la que le han apuntado a la sustitución voluntaria a través de acuerdos que han firmado unas mil familias.

El tema de fondo es que la reducción de estos cultivos pasa por garantizar una intervención efectiva y con recursos, que permita modernizar este olvidado rincón de Colombia; dignificar las precarias vías de acceso para conectarla con el resto del país y poder garantizar a los campesinos que sus productos tendrán forma de comercializarse. 

La llegada de Duque al Catatumbo definirá en buena medida lo que pueden esperar sus habitantes de este gobierno. 

Escépticos por la cantidad de promesas incumplidas, es el momento de demostrar con hechos la voluntad de cambio para este territorio, que a pesar de contar con una enorme presencia militar (13 mil soldados) sufre masacres como la recientemente ocurrida en El Tarra a plena luz del día. 

La tarea del Gobierno no será fácil, pues tendrá que negociar con diversos actores que  tienen su agenda e intereses. Ojalá Duque sepa concretar de la mejor manera un plan estratégico que empiece a generar los cambios que todos hemos esperado desde hace varias décadas.   

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Miércoles, 8 de Agosto de 2018
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