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¡Qué desastre!

Asombra que no hay correctivos para esta calamidad pública.

A toda hora en Colombia se presentan graves denuncias, quejas y fuertes reclamaciones por la pésima atención a los usuarios enfermos por parte de las EPS y las IPS. Es una deplorable situación que afecta a  todo el país, pero que parece no importar a nadie porque las soluciones no llegan o no se ven.

Son impresionantes y desgarradoras las escenas de dolor y sufrimiento de pacientes – hombres, mujeres, jóvenes, niños, adultos mayores, bebés, discapacitados – que se pueden apreciar  todos los días en las improvisadas e inadecuadas sedes de estas EPS e IPS en Cúcuta, Los Patios, Pamplona, Ocaña, Villa del Rosario,  en todos los lugares de Colombia. 

Y en las afueras de estas entidades, las largas filas de usuarios bajo el sol inclemente o el aguacero despiadado, pidiendo o peleando por una consulta médica, una cita para un especialista o la entrega demorada e incompleta de los medicamentos. Esto es lo que está a la vista de todos. Lo que respecta a los tratamientos especiales o de alto costo y las intervenciones quirúrgicas, es harina de otro costal. 

Asombra que no hay correctivos para esta calamidad pública. En efecto, de nada sirven los fallos de tutelas contra las EPS, ni las demandas, ni las acciones de grupo. Como tampoco sirve para nada encadenarse o atarse y echarse candado  en las puertas, ventanas o rejas de sus instalaciones. En muchísimos casos, y en forma por demás insólita, los celadores y los mismos empleados de las EPS les facilitan a los desesperados y angustiados usuarios los formatos o esquelas para la presentación de las demandas y tutelas.

La Defensoría del Pueblo parece ser la única entidad pública que se ha convertido en doliente de los sufridos usuarios de las EPS y las IPS. Desde Bogotá y desde otras regiones del país hace con frecuencia denuncias sobre las anomalías y los atropellos inhumanos contra los pacientes.

Vale la pena señalar que el desastre de las EPS en Cúcuta que revela la Defensoría no es de ahora. Viene de hace muchos años, desde antes de la pandemia, y obviamente se agravó con la emergencia del coronavirus.

Ayer no más, tras una serie de visitas e inspecciones a las EPS e IPS que funcionan en Cúcuta, la Defensoría Regional presentó un informe en el que señala que ninguna de estas empresas cumple debidamente sus compromisos con la atención oportuna y eficiente a los enfermos. Por eso reclamó a la Superintendencia Nacional de Salud y al Instituto Departamental de Salud su inmediata intervención.  

Entre tanto, las deudas de esas entidades a las clínicas y hospitales de la región y del país se han ido incrementando a niveles insostenibles, por lo cual los centros médicos se niegan a recibir los pacientes que les remiten. El problema en el flujo de los recursos es tremendo y nada indica que podría tener una pronta y satisfactoria solución.

En su informe sobre su inspección a las EPS e IPS de la región, la Defensoría del Pueblo encontró fallas administrativas en los procesos de referencia, la falta de contratación con IPS especializadas en la atención de patologías y enfermedades: y si se hace necesaria la remisión a instituciones de mayor complejidad, fuera del departamento, esto sigue siendo una barrera adicional. Y otra conclusión preocupante: “Las EPS que se encuentran en Norte de Santander no tienen una red de atención suficiente, pues contratan con el mismo prestador, que no aumenta su capacidad instalada, razón por la cual, termina colapsado el Hospital Universitario Erasmo Meoz”.

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Viernes, 19 de Noviembre de 2021
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