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Que llegue el asfalto, ya

Será entonces esperar cómo se desarrollan los trabajos que empezaron a contratarse.

Transitar por muchas, o mejor, muchísimas de las calles de Cúcuta, parece un juego de alta peligrosidad en donde si el conductor no desarrolla toda su pericia al frente del volante, irremediablemente terminará cayendo en los huecos que parecieran surgir como la hierba mala. Incluso, en algunas hay que optar por el mal menor como es el de disminuir la velocidad y pasar cuidadosamente los baches, porque en algunos tramos no hay una pizca de  pavimento en buen estado.

Si fuéramos a ponerle un calificativo podríamos decir que el estado de malla vial de la ciudad es desastroso, y si la quisiéramos comparar con algo de nuestra cotidianidad no sería exagerado decir que se asemeja al paisaje lunar. Este panorama les genera daños a los vehículos (particulares y de servicio público) que deben ser pagados por los propietarios, que a su vez pagan impuestos de rodamiento, predial y demás tributos, pero que al salir al trabajo, a llevar a los hijos al colegio o simplemente a distraerse, resultan metidos en el juego “realidad verdadera” para ver quien más huecos esquiva, mientras recuerda que también le cobraron valorización.

Desde finales del año pasado, la Secretaría de Infraestructura del Municipio ha venido anunciando más de $11.000 millones para un plan de recuperación de la destruida carpeta asfáltica, aunque lo único cierto es que hace pocos días la Alcaldía adjudicó un primer contrato por $1.820 millones para para rehabilitación, recuperación y mantenimiento de varias vías y mejorar las condiciones de la carpeta asfáltica del puente Jorge Gaitán Durán.

Vista la situación que en los diagnósticos técnicos especializados se describe con términos tales como ‘piel de cocodrilo’, ‘baches’, ‘desprendimiento y desgaste’, ‘fisuras’, lo cierto es que la enfermedad que afecta al deteriorado pavimento, debe ir más allá de una simple atención de emergencia consistente en el tapado de huecos.

No. Lo adecuado es ejecutar una intervención  de mayor calado que elimine los daños y permita comenzar a disfrutar de unas calles y avenidas con la apariencia de una mesa de billar, de la que desaparezcan las trampas u obstáculos para que el flujo vehicular ruede sin riesgos, como los actuales, donde se debe zigzaguear, frenar abruptamente o pasar sin bajar la velocidad los profundos y masivos baches, con el consecuente impacto en los carros y el riesgo para los motorizados de ir a parar al suelo. Por eso las obras a efectuar no deben consistir en un mero bacheo sino en una gran pavimentación.

Y con el fin de que la llegada del asfalto no se convierta, después, en otra frustración, hay que coordinar con Aguas Kpital para que aproveche y haga lo cambios, arreglos o planes de expansión de las redes de agua potable y alcantarillado en los tramos de la malla vial que se vayan a intervenir, porque no tendría presentación que después de tanta espera y de tanto padecer, las firmas contratadas lleguen y pavimenten, pero a las pocas semanas o meses aparezcan las cuadrillas de operarios de la empresa de acueducto a cambiar tubería. 

Será entonces esperar cómo se desarrollan los trabajos que empezaron a contratarse por la administración municipal, que como lo ha insistido la comunidad, tienen que garantizar que lo hecho no se destruirá con el primer aguacero que caiga o se deteriorará para volver a dejar ver una carpeta agujereada. 

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Lunes, 11 de Febrero de 2019
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