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¡Que los dejen en paz!

Qué lástima que el Catatumbo siga dando de qué hablar, de guerra y destrucción, y no de vida y paz.

El Tarra fue epicentro de asamblea por la paz, convocada por la Comisión por la Vida, la Paz y la Reconciliación del Catatumbo, desde donde se elevó el clamor dirigido a los grupos guerrilleros que desde hace más de un mes se encuentran enfrascados en una guerra en esa región de Norte de Santander que, como si fuera poco, fue sitiada por el paro armado que declaró uno de los bandos en disputa.

“Parar la guerra en la región”, es el punto número uno de la declaración ciudadana. Los destinatarios de esa petición son el Eln y el Epl que a punta de intimidaciones, enfrentamientos armados, confinamiento, desplazamientos y aislamiento, ponen en riesgo la vida de los pobladores, violándoles los derechos fundamentales.

Buscar salidas políticas y negociadas a la confrontación es el clamor ciudadano catatumbero que en el documento les manifiesta a esas guerrillas que “esa guerra no es nuestra, hemos padecido durante décadas diferentes formas de violencia y son nuestras familias, hijos e hijas quienes la sufren”. Es un pedido que sale desde las veredas más alejadas, así como de los centros poblados donde la gente ha advertido que se siente secuestrada e impedida para moverse libremente, porque una orden el Epl prácticamente que paralizó todas las actividades. Ni las tiendas abren.

Al dejar en evidencia su cansancio con esta situación es perentorio otro de los puntos de la declaración ciudadana: “levantar el paro armado de manera inmediata, para que la vida social, económica y productiva de la región se restablezca”. 

Queda, entonces, muy claro lo expuesto por el campesinado de los municipios que integran el Catatumbo a los dos grupos armados que tomaron ese territorio como campo de batalla: Que los dejen en paz. Sencillo, pero contundente. ¿Y ahora qué dirán? Pues el Eln, que se encuentra en un proceso de conversaciones con el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, tiene, en el Catatumbo, la posibilidad de demostrarle al mundo que es una organización con voluntad de llegar a la convivencia pacífica, poniéndole punto final a las acciones que golpean a la población asentada en los municipios de esa disputada región nortesantandereana.

Y al Epl, al que el gobierno considera como una organización dedicada exclusivamente al narcotráfico, le corresponde atender y acatar la exhortación ciudadana, porque sus actuaciones lo que están provocando es sufrimiento, desolación y muerte. Como si fuera poco, pareciera que la zona mantiene el estigma de una larga violencia, porque de acuerdo con el análisis de la Iglesia católica, el reciente paro armado decretado por el EPL es inusual, porque al contrario de otras acciones similares que decretaban otras guerrillas, este no tiene fecha de culminación, lo cual conlleva mayor desasosiego por el grave impacto que acarraerá.

Qué lástima que el Catatumbo siga dando de qué hablar de guerra y destrucción, y no de vida, paz, consolidación de un progreso sostenible y de la eliminación de las desigualdades de todo orden. 

En ese sentido, las comunidades reunidas ayer en El Tarra le encomendaron un par de tareas al Estado colombiano: “Reconocer la difícil situación humanitaria, social y económica que vive la región y evitar una salida militar y de confrontación al conflicto, ya que esto solo agrava y agudiza la situación”.  

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Domingo, 22 de Abril de 2018
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