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Editorial
Reactivación de Venezuela
La reactivación de Venezuela en lo económico y lo político es una causa que a todos debe interesar a fin de que esa nación pueda tener un mejor aprovechamiento de sus recursos y del talento de su comunidad.
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Domingo, 16 de Mayo de 2021

Sin pretender entrometerse en los asuntos internos de Venezuela no se puede hacer abstracción de los desarrollos de esa nación en aspectos que tienen relación con Colombia y son de interés binacional.

El alejamiento de las dos naciones es un capítulo negativo de su historia. Nunca debió materializarse en las condiciones en que actualmente se encuentran, con un rompimiento de relaciones que genera tensión y se presta a narrativas y manipulaciones cargadas de prejuicios, de distorsiones y de resquebrajamientos insólitos. Es una especie de muro de separación levantado entre dos pueblos que estuvieron unidos en las luchas de la independencia y que por su vecindad han construido una hermandad enlazada de querencias.

La actual crisis de Venezuela no puede ser motivo de celebración ni de estigmatización. Afecta a las dos naciones porque se convirtió en factor de perturbación de sus relaciones que alcanzaron en el intercambio comercial niveles significativos. Ese rompimiento no solo desmanteló las representaciones diplomáticas y consulares, tan esenciales para atender los asuntos de la vida corriente de los nacionales llegados a cada país, sino que desmontó la integración, en perjuicio de la cooperación y de tantos   otros beneficios de fortalecimiento del desarrollo cultural y hasta institucional.

Es deseable que Colombia y Venezuela vuelvan al camino de la hermandad, con proyectos de recíproco interés. Atrás deben quedar impedimentos muchas veces ficticios para retomar asuntos binacionales que convienen a sus pueblos. Hay mucho por hacer y el cumplimiento de metas ya trazadas sería un aporte decisivo al fortalecimiento del desarrollo conjunto. No hay que olvidar la necesidad de mejorar la funcionalidad de los territorios fronterizos y esto se logra mejorando su estructura legal a fin de que el tránsito de personas no sea un tráfico amarrado a la delincuencia sino un movimiento normal en condiciones de seguridad.

Enhorabuena se está hablando de posibilidades de diálogos y acercamientos entre el Gobierno y la oposición, con la mediación y acompañamiento de la Iglesia y de importantes sectores de la comunidad internacional. Así también como de un nuevo proceso electoral en Venezuela que podría representar la posibilidad de reanimación democrática, con la participación de las diferentes corrientes de opinión que buscan acceder al poder mediante el voto de los ciudadanos. Ese paso sería la oxigenación de la política y dejar atrás ese ejercicio de descuartizamiento entre bandos contrarios. Las elecciones deben servir para animar el debate sobre los problemas nacionales, con propuestas de solución. No se trata de minimizar las diferencias sino de que todas las opciones tengan espacios iguales para que el resultado de la voluntad popular sea transparente y no haya lugar a maniobras que lleven a nuevas rupturas.

La reactivación de Venezuela en lo económico y lo político es una causa que a todos debe interesar a fin de que esa nación pueda tener un mejor aprovechamiento de sus recursos y del talento de su comunidad. Lo decimos con la convicción de que allí hay reservas muy valiosas.

Para la comunidad latinoamericana Venezuela debe representar una fuerza impulsadora de progreso, con el apoyo de su pueblo y sin que tenga que someterse a dictados intervencionistas. Su soberanía debe reconocerse y respetarse sin reserva como a todas las naciones.

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