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Editorial
‘Regalazo’ a congresistas
Los congresistas pasarán de ganar $32’741.000 mensuales a  $34’418.000, hecho que ha desatado controversia.
Sábado, 26 de Diciembre de 2020

Colombia, país de patéticos contrastes: congresistas con un inoportuno incremento de sueldo y que en sus tres meses de vacaciones se echarán al bolsillo unos $100 millones. Millones de colombianos que solo comen una o dos veces al día, porque no tienen dinero ni empleo y están excluidos socialmente.

El pandémico 2020 termina en nuestro país con ese dramático cuadro de desigualdad social, para mostrarnos que ni siquiera estando en el filo de la navaja se ha cambiado la forma de actuar de la dirigencia frente a sus gobernados.

Mientras ministros como el de Hacienda y dirigentes gremiales han salido a advertir a los cuatro vientos que el salario mínimo en Colombia es de los más altos del mundo, el 24 de diciembre los 280 honorables congresistas fueron premiados con un ‘regalazo’ de aumento del 5,12% en sus sueldos.

De esa manera, los padres de la patria pasarán de ganar $32’741.000 mensuales a  $34’418.000, hecho que ha desatado controversia y ácidas afirmaciones como las siguientes:

-“Si el aumento salarial del Congreso se da en Navidad, ¿el del mínimo se aprueba el Día de los Inocentes?”, exrector de la Nacional,  Ignacio Mantilla Prada.

-“Congreso debe renunciar al reajuste de su salario”,  Humberto de la Calle.

Y es que ni siquiera los senadores y representantes son capaces, por su cuenta propia, de decir, ‘oiga, de verdad, qué vergüenza yo ganarme más de $100 millones en vacaciones, más bien hagamos con eso un fondo común y ayudemos a miles de colombianos’.

Ni soñemos que esos $28.000 millones que recibirán por tres meses, ellos no vayan a cobrarlos, porque si fueron capaces de hundir la posibilidad de una renta básica para millones de colombianos, todo lo que digan será simple promesería politiquera, es decir, nadie les cree.

Queda muy mal parado un Congreso de  la República que sigue actuando de espaldas a un país en el que el desempleo, la pobreza y la crisis económica van en un tren bala, mientras las oportunidades y las posibilidades de mejorar el actual estado de cosas viaja a paso de tortuga.

Es irracional que el presupuesto nacional tenga que disponer ahora de $9.5000 millones mensuales para los congresistas, y en cambio el Estado no le pague al hospital Erasmo Meoz $64.000 millones por la atención a los migrantes y a los médicos y enfermeras del país les tenga, en muchos casos, precarios ingresos salariales. 

Causa desazón escuchar a los  senadores y representes fustigar a quienes reclaman mejores condiciones para la salud y la educación de los colombianos, con partidas presupuestales sólidas, pero en cambio sí hacer ‘jugaditas’ cuando de rebajarse ellos sus sueldazos se trata.

De verdad que alguien debería demandar, denunciar o entutelar ese decreto que no se compadece con la situación social y económica de Colombia y también proceder la sociedad a presionar una reforma absoluta del costosísimo Congreso de la República, para ponerle freno a ese desenfrenado nivel de salarios.

Qué dirá un vendedor ambulante al que todos los días sale a rebuscarse. O qué dirá una madre que gana el mínimo para mantener su familia. O qué dirá ese profesional que quedó endeudado con el Icetex. Pues la respuesta es obvia, estarán indignados al advertir que estamos en un país  de castas con una irracional brecha social que podrá acarrear graves implicaciones en el futuro. 

Y para terminar una pregunta: ¿Es válido seguir votando por un anodino Congreso de la República como el que tenemos?

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