El regreso a clases y los dos días que restan sin IVA figuran en la agenda de discusión de los colombianos, porque ahora debido a la pandemia toda la actividad humana que antes se consideraba normal, debe ser considerada desde la óptica del coronavirus y sus implicaciones.
Sobre la reapertura de colegios, sería mejor que el Ministerio de Educación liderara una acción interinstitucional con los ministerios de las TIC y el de Hacienda, para hacer una inversión en cobertura, apoyo técnico y suministro de equipos a los alumnos y profesores de las escuelas y colegios públicos del país.
En lugar de generar zozobra e incertidumbre entre los padres de familia de los alumnos de grados 10 y 11 para que sean ellos los miles de alumnos que hagan parte de esa primera línea de regreso a clase, el Gobierno Nacional debería, por bien de la salud pública y la garantía de la vida, determinar que el tiempo que resta del calendario escolar se siga desde casa.
Y para que las deficiencias detectadas en la cobertura con internet tanto en cubrimiento como en calidad -en aras de que el derecho constitucional a la educación se preste como debe ser- pues definir las apropiaciones extraordinarias de recursos dentro del estado de emergencia sanitaria y social para proceder a ejecutar esas inversiones inmediatas.
Además, debe fortalecerse el programa para la entrega de tablas o computadoras a los estudiantes y docentes con el fin de que las clases virtuales lleguen para quedarse en nuestra nueva cotidianidad que no podemos desconocer ni mucho menos salir a desafiar.
Frente a los escépticos, negacionistas o aquellos que piensan en que primero está la plata que la vida, podemos decir que sale más barato y socialmente correcto este fortalecimiento tecnológico educativo, que exponer a un desastre sanitario al país y a la región con un desbordamiento de casos y de pacientes contagiados por la COVID-19 que colapsen la capacidad hospitalaria.
Y un segundo hecho que tiene un muy mal precedente, como es el del día sin IVA, Colombia cuya Constitución Política notifica en el artículo 11 que “el derecho a la vida es inviolable”, no puede seguir dando espectáculos como el del pasado 19 de junio.
Ceñidos a ese precepto de la Carta Magna el Gobierno Nacional tiene la opción de que se permita pero con severas restricciones o aplazarlo para otra temporada, puesto que esa ganga de oportunidad para que las registradoras del comercio se muevan, llega en momentos que el coronavirus muestra su cara más feroz, donde Norte de Santander ya registra 323 casos de los cuales 194 están en Cúcuta.
Que se haga solamente para compras virtuales sería lo más recomendable, puesto que ya vimos que poco y nada han calado los mensajes de conciencia ciudadana sobre los cuidados que debemos tener para prevenir la propagación. De lo contrario sería otro ‘COVID-sin IVA’ que provocará más mal que bien y el Gobierno Nacional es el que tiene la llave regulatoria en su mano y no puede permitir que la salud pública continúe exponiéndose y más sabiendo que nuestro sistema de atención es raquítico para enfrentar esta pandemia.
Además, si los niños y niñas pierden este año escolar, no pasa nada, se recupera y ya. En cambio la vida no. Y, también, si ese gigantesco televisor no lo compramos más barato en julio sino en diciembre, por ejemplo, tampoco pasaría nada, pues la oferta volverá, pero la salud y las vidas que se perderán serán irreparables.
