La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Editorial
Se sienten acorralados
Esta ‘epidemia de robos’ en Cúcuta requiere de una urgente intervención policiva y preventiva. 
Jueves, 18 de Junio de 2020

Madres de familia que hacían fila a la entrada del colegio Scalabrini, a la espera de que les entregaran los productos del Plan de Alimentación Escolar (PAE), fueron asaltadas por atracadores motorizados y armados que se llevaron diez teléfonos celulares.

Extremos de esta naturaleza dan una idea de la desbordada inseguridad en Cúcuta en tiempos de pandemia, en la que según denuncias ciudadanas y comunales, se han recrudecido los robos de contadores, de cables de la energía y de internet.

Pero también se advierte en videos subidos a las redes sociales como los ladrones llegan a tiendas, supermercados o negocios que estén abiertos y roban a los dueños y clientes que se encuentren en ellos, amenazándolos si no les entregan el dinero o las pertenencias.

Y en medio de ese recrudecido accionar en que las personas ahora no solo se sienten atemorizadas por el coronavirus sino de ser víctimas de la acción de los atracadores, surgen diversas hipótesis sociales, judiciales y hasta de carácter conspirativo, que las autoridades encargadas tienen la obligación de esclarecer.

Lo cierto es que esta ‘epidemia de robos’ que afecta por igual a los barrios apartados asi como también a sectores residenciales y a la zona céntrica de la capital de Norte de Santander, requiere de una urgente intervención policiva y preventiva que necesita estructurarse desde la actuación interinstitucional de todos los órdenes, para responderles adecuada y eficazmente a los ciudadanos cucuteños que dicen sentirse acorralados por ese delito.

¿Cómo romper ese cerco? ¿Cómo demoler ese andamiaje? Pues los expertos, supone uno, que tienen muchas cartas para jugar frente a aquellos que tienen en el robo de celulares, dinero, motos o cualquier producto, una opción de vida, empujados por muchas circunstancias.

El hurto se sabe que cuenta aliados como la venta de drogas ilegales (cocaína, basuco, marihuana, entre otros) porque  esa adicción sin un manejo de salud y sicosocial degenera en un disparador de ese delito.

Y así como los expertos hablan de que los jóvenes que desertan de las aulas o nunca han ido al colegio son apetecidos por organizaciones como las bacrim o la guerrilla para llevarlos a sus filas mediante el reclutamiento forzado, pues ellos también a raíz de que no tienen oportunidades de empleo, caen fácilmente en las manos de quienes manejan bandas dedicadas al robo.

Y ni hablar de ese detonante como  lo es la pobreza extrema, donde finalmente la situación es tan dramática que al ver a los niños llorar de hambre y al hogar convertido en un ‘pequeño infierno’ porque la búsqueda del alimento llega a convertirse en algo de vida o muerte, lamentablemente termina en buscar opciones al margen de la ley.

Luego la administración municipal de Cúcuta y la Policía Metropolitana deben estructurar operaciones como la toma de las comunas, acciones envolventes contra los delincuentes, que la justicia actúe articuladamente frente a este fenómeno, pero que la acción social de la Alcaldía no sea inferior a lo que está ocurriendo, porque detrás se esconden los fantasmas de la crisis estructural que ha venido padeciendo la  ciudad desde mucho antes de la pandemia, para que al final del día el resultado se mida no solamente en capturados y condenados, sino en rehabilitados y en hogares que se logren rescatar de las garras de la pobreza y desigualdad extremas.

Temas del Día