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Si es Sacyr, cuidado...

La historia de Sacyr es compleja en casi todos los países donde ha contratado y construido obras.

La multinacional española Sacyr podrá cantar misa, si quiere, pero intentar convencer a los colombianos de que es normal que un puente se encoja y parezca un acordeón, es porfiar hasta ofender. Es creer que la ingenuidad es el pan diario en este país.

La historia de Sacyr es compleja en casi todos los países donde ha contratado y construido obras: los incumplimientos son repetitivos, tal vez porque le permiten llegar a las vías judiciales para reclamar siempre que le reajusten los presupuestos. Incluso en España actúa así.

España, Panamá, Chile, Colombia, en fin… varios países han visto surgir los problemas luego de contratar con Sacyr. 

En Colombia son numerosos los problemas de todo tipo. Pero los más recientes, son los del desplomado puente Chirajara, en la vía Bogotá-Villavicencio; el agrietado puente Pumarejo, en Barranquilla y, ahora, el puente-acordeón Hisgaura, en Santander.

Si consideran que no pasa nada con el Hisgaura, ¿por qué, entonces, Sacyr no lo diseñó en forma de acordeón? ¿Será que el Fondo Adaptación, el dueño de la obra, también considera que no pasa nada, y por eso nunca dijo nada? ¿Será que 100.000 millones de pesos les parece poca cosa?

Si el puente está arrugado, como lo está, y no coincide con los planos, pues hay una falla que nadie puede soslayar. El hecho de que hayan rellenado con pavimento, para que quedara plano, no significa que el trabajo esté bien hecho.

En Norte de Santander estamos preocupados. En realidad, muy preocupados con Sacyr. Hay razones de 1.2 billones de pesos para ello. Razones tan poderosas que se refieren a la doble calzada Cúcuta-Pamplona, otorgada a esta cuestionada empresa extranjera.

¿Cuándo comenzarán los problemas con esta vía? Porque, si nos atenemos a la historia de Sacyr en Hispanoamérica, sin duda los habrá: mala calidad, demoras, exigencia de reajustes presupuestales, puentes caídos… por alguna parte vendrán los problemas. 

Con saber que desde 1997 hay problemas graves con Sacyr, hay suficientes motivos de preocupación. Contrató la vía Medellín-Costa Atlántica, que incluía 18 túneles. Pero se tardó más en firmar, que en pedir que cambiaran la ruta y le dieran más dinero. 

Buscaba no construir los túneles. Y 77 millones de dólares que le habían anticipado quedaron en el limbo, porque se negó a pagarlos. Lo hizo después de un proceso de años y la intervención de los gobiernos de España y Colombia.

La empresa participa en todas las licitaciones posibles, y presenta la oferta más barata. 

Esto lo aprovecha para exigir reajustes en la seguridad de que irá a los tribunales, donde, quizás, puede ganar mucho más.

Ver el desplome del Chirajara y las arrugas monumentales del Hisgaura debe hacer reflexionar a todos los nortesantandereanos sobre la vigilancia estrecha, metro a metro, que se debe ejercer sobre lo que haga un contratista que cuenta con antecedentes como los ya mencionados. 

A propósito: ¿cuántos puentes están incluidos en el proyecto de la doble calzada? 

Viernes, 9 de Noviembre de 2018
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