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Sobretasa a la gasolina

El ciudadano que paga sus impuestos –así sea indirecto como este- espera que la ciudad retribuya con la reinversión adecuada de los mismos, y qué mejor, en este caso, que tener unas calles bien pavimentadas.

Qué bueno que la sobretasa a la gasolina dejó de ser un ingreso menor para convertirse en una cuenta robusta dentro del presupuesto del municipio de Cúcuta.

La siguiente comparación confirma el nivel que dicho impuesto indirecto adquirió para las finanzas locales: en 2014 los ingresos por ese concepto eran de  $800 millones en el año. En 2021 el recaudo llegó a $17.732 millones.

Claro, lógicamente eran tiempos distintos. En aquél entonces todavía pululaban los pimpineros en las calles ofreciendo combustible venezolano de contrabando y la frontera estaba abierta de par en par, hecho que permitía hasta ir a tanquear al otro lado.

Después vino el cierre de los puentes, el rompimiento de las relaciones diplomáticas y el marchitamiento del tráfico de combustible por los graves problemas en la otrora poderosa industria petrolera  venezolana.

La importancia de este recurso se refleja en las estadísticas de  Asocapitales, que señaló que en  2019 se recaudaron $2,7 billones por esa sobretasa, de los cuales $900.000 millones fueron para los departamentos, $900.000 millones para las capitales, $300.000 millones para el Gobierno Nacional y $600.000 millones para los municipios.

Y volviendo a lo local, otro escenario que muestra el robustecimiento de la sobretasa a la gasolina, es que pasó de equivaler solamente el 0,68 % de las rentas propias del municipio, a tener una participación del 6 % de los ingresos actuales de las rentas municipales, asunto que es muy representativo en materia financiera.

O sea que el beneficio de contar con una gasolina con precio subsidiado y de tener una red de estaciones distribuidoras que ha crecido en número en el área metropolitana, conlleva sus beneficios para el mismo erario.

Luego entonces, el propietario de la camioneta de alta gama o del automóvil o del taxi o de la buseta o del camión que se surten en las estaciones de la ciudad esperan -al recordar que de ahí va ese tributo al municipio- que se mejore la deteriorada carpeta asfáltica.

Si las cuentas dadas por la Secretaría de Hacienda Municipal señalan que por ejemplo este año se presupuestan unos $14.000 millones por sobretasa a la gasolina, entonces por qué no pensar en utilizar esa  cuenta para conseguir la financiación de un gran empréstito para un masivo arreglo de las calles cucuteñas.

En los recorridos que los periodistas de La Opinión están haciendo por los barrios, el primer problema que les expone la comunidad de los mismos es el pésimo estado de  la malla vial, que ya no solo se concentra en las rutas de buses, sino en las calles principales y secundarias.

Sería oportuno y cucuteñamente correcto que la Alcaldía pignorara esa renta para hacer una negociación con la banca y buscar el apoyo de la Nación, que debería vincularse bien sea como cofinanciadora o codeudora para el rescate total de la malla vial de la ciudad. Y como a la Gobernación también le compete apoyar a Cúcuta como uno de los 40 municipios, pues también tendría ahí una forma para concretar su apoyo a este problema acuciante.

Sería una real megaobra de gran impacto en la ciudad -hasta para la generación de empleo- puesto que así sería realmente posible maximizar la utilización de los recursos en el desarrollo de ese plan masivo de pavimentación y recuperación de la carpeta asfáltica.

El ciudadano que paga sus impuestos –así sea indirecto como este- espera que la ciudad retribuya con la reinversión adecuada de los mismos, y qué mejor, en este caso, que tener unas calles bien pavimentadas y borrar este paisaje lunar, lleno de cráteres que hoy tenemos.

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Domingo, 15 de Mayo de 2022
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