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‘Tarifazo’

No tiene presentación que mientras la gente estaba en fiestas decembrinas se tomara una medida como el alza desproporcionada de pasajes.

Veinticinco por ciento o mil pesos de aumento en la carrera mínima de los taxis en Cúcuta fue el regalo de Año Nuevo para los habitantes de una ciudad en donde el desempleo y la informalidad se dan silvestres, la desigualdad social está en todas las esquinas y las oportunidades de empleo son tan escasas o utópicas como un unicornio azul. Y complementando este ‘tarifazo’, el pasaje en buseta se elevó en doscientos pesos.

Desproporcionada, por decir lo menos, resultó esta determinación que solamente se dio para beneficiar al sector del transporte urbano, pero no tuvo en cuenta el impacto demoledor sobre el bolsillo de los pasajeros.

Esto más bien parece  un premio de despedida para un gremio que poco o nada colabora con la movilidad de la ciudad ni con la prestación de un buen servicio ni tampoco con la preservación del medio ambiente sano.

Es conocido el abuso con el precio de las carreras por parte de los taxistas que las elevan cuando quieren y como quieren, como por ejemplo ocurre ahora con las rutas desde el centro de la capital de Norte de Santander hasta La Parada (Villa del Rosario) por la masiva presencia de compradores venezolanos.

Como si fuera poco, el de los taxis pudiera caracterizarse no como un servicio sino como una especie de ‘azote amarillo’ por la desbordada cantidad de vehículos de esta naturaleza que circulan en la ciudad por el mal manejo de los cupos por parte de los alcaldes de turno. ¿No creen ustedes que un alza del 25%  no arregla nada, sino que empeora las cosas, pues ahora puede transformarse en combustible disparador del costo de vida, en una ciudad en que la miseria y el hambre campean, pero donde la inflación no cede y carcome el ingreso?. Pero eso no lo tuvieron en cuenta ni los tecnócratas que proyectaron la resolución ni el Área Metropolitana de Cúcuta que la emitió y que también elevó a $4.000 el recargo por llevar pasajeros al aeropuerto Camilo Daza y fijó en $50 el valor de la unidad.  

Luego la situación no pinta halagüeña para quienes usan ese tipo de transporte en la capital de Norte de Santander, porque el costo final será exorbitante, razón por la cual es bueno reclamar a los nuevos alcaldes que hacen parte del área metropolitana que hagan algo para frenar ese ‘indeseable regalo’.

Y los viajeros en busetas también se vieron sorprendidos por el aviso de ‘pasaje a $1.800’ al ser reajustado en $200, es decir un 12%. Algunos dijeron, pero eso no es nada, sin embargo si es algo y mucho.

La mayoría de quienes utilizan ese parque automotor son aquellos que ganan el recientemente reajustado salario mínimo (6%), y los hijos de muchos de ellos que van a colegios, escuelas y universidades, luego el trauma no es de poca monta, pues esos $200 podrían marcar la diferencia y motivar la deserción de las aulas, porque aquí no hay un auxilio de transporte para estudiantes.

Y sin referirnos a muchos otros que también pasarán las duras y las maduras para transportarse a raíz de este ‘paquete decembrino’, se cuestiona el hecho de  que en materia de transporte urbano no cuenta la ciudad con vehículos adecuados ni en condiciones óptimas para atender la demanda y, tampoco, las rutas cubren a diversos sectores donde la  gente debe acudir a los llamados piratas.

No tiene presentación que prácticamente a las escondidas y mientras la gente estaba entretenida en las fiestas decembrinas se tomara una medida antipopular y regresiva como esa del alza desproporcionada de los pasajes, que en nada ayuda ni a la economía ni a la prestación adecuada del servicio de transporte público de pasajeros ni a mejorar la movilidad. 

Sábado, 4 de Enero de 2020
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