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Editorial
Tenaza sobre Cúcuta
Desde luego, no solo es por la tolerancia venezolana, que el Eln es el poder en la frontera.
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Lunes, 18 de Febrero de 2019

Mientras Venezuela copa la atención general, grupos armados ilegales llevan a cabo un fácil trabajo de afianzamiento territorial que se tiende, como una tenaza, sobre Cúcuta. Es un plan que solo perciben algunos afectados directos, mientras la Policía concentra su atención en combatir el principal problema de la zona, el tráfico de narcóticos.

En la zona sur de la ciudad, no es extraña la presencia del Eln, que controla todo lo que sucede en la frontera. Allí ha permanecido desde hace largos años, con la tolerancia y complicidad del gobierno venezolano, según denuncias oficiales de Colombia. Ese control se extiende hasta el último punto de la frontera binacional, en el extremo sur de Guainía… y más allá.

Desde luego, no solo es por la tolerancia venezolana, que el Eln es el poder en la frontera. También se deriva de la falta de una acción sistemática y constante de parte de las Fuerzas Armadas colombianas.

El Eln es, así, una palanca de la tenaza. La otra es el Epl, que ha tendido un arco de control y dominio territorial del norte de Tibú a Sardinata —hasta donde se sabe—, pasando por Puerto Santander y zonas rurales del norte de Cúcuta, una de las regiones más activas del país en cuanto a contrabando y crimen organizado.

Es como si la consecuencia de la guerra entre Eln y Epl en el Catatumbo por el control territorial y en defensa de todos los beneficios que se generan allí, fuera la de tender un cerco alrededor de Cúcuta por parte de estas dos organizaciones.

Por lo pronto, y como lo denunciaron los empresarios, una veintena de minas de carbón de Sardinata cerraron el viernes pasado, por la presión de un grupo del Epl que los extorsiona con sumas de 50 millones de pesos por cada mina. El cierre afecta a proyectos mineros de las veredas Fátima y La Barca, que debieron enviar a los obreros a sus casas.

Sardinata hace parte del Catatumbo, zona donde hay 14.000 soldados del Ejército y donde, hasta hace pocas semanas, hubo una guerra sin cuartel entre el Eln y el Epl, que dejó un vasto raudal de sangre, decenas de muertos y heridos de la población civil, y zozobra que aún no se supera.

Sardinata está a 70 kilómetros de Cúcuta, Puerto Santander, a 40, y Tibú, a 115.

Ahora, el ingreso a esa región desde Cúcuta está en manos del Epl, que, por otra parte, según observadores de la situación política de Norte de Santander, se alió con bandas criminales como Los Rastrojos, cuyo fortín es Puerto Santander, donde las autoridades no actúan. Es por allí por donde ingresa a Colombia la mayor parte de los combustibles de contrabando.

El repliegue del Epl hacia el sur del Catatumbo coincidió con la aparición de cultivos de coca en zonas rurales de Puerto Santander y Cúcuta, donde antes no se había registrado tal actividad, y con el incremento de asesinatos de campesinos y de extorsiones a ganaderos y agricultores.

La grave situación del sur del Catatumbo le ofrece al Ejército una excelente oportunidad para demostrar que sus 14.000 hombres que colman esa rica zona hacen más cosas que simplemente mantener bien limpios y aceitados sus fusiles.

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