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Territorio de guerra

La guerra en las calles rosarienses es entre la guerrilla del Eln y una organización de estructura paramilitar AUCV.

Villa del Rosario, cuna del Hombre de Las Leyes y junto con Cúcuta uno de los más importantes municipios de Colombia en la frontera con Venezuela, pareciera haberse convertido en ‘tierra maldita’ porque persisten los hechos relacionados con el conflicto armado que no cesan de golpearlo.

El municipio histórico, que en los anales de la sangrienta oleada quedó marcado hasta por tener hornos crematorios, ahora de nuevo es territorio de batalla entre los grupos ilegales que se disputan el territorio de manera sangrienta y con métodos en los que la población civil finalmente resulta impactada.

La guerra en las calles rosarienses es entre la guerrilla del Eln y una organización de estructura paramilitar autodenominada Autodefensas Unidas de Colombia y Venezuela, que como en los viejos tiempos se amenazan con panfletos, asesinan personas y tratan de crear controles a sangre y fuego a la vista de todos.

La guerrilla del Eln, luego de la desmovilización de las Farc, entró de nuevo a  hacer presencia con sus frentes en un amplio sector de la frontera  entre Norte de Santander y Táchira, que incluye al corregimiento de Juan Frío.

En esos territorios con alto movimiento de mercancías de contrabando y ahora de personas  por las trochas que también han entrado en esa disputa por los réditos que ello deja, debido a la economía ilegal que se mueve a su alrededor, se convirtieron en áreas de alta peligrosidad.

Es indispensable que el Estado colombiano haga valer su presencia en el área con unidades del Ejército, como las desplegadas en La Parada y con la fuerza policial, para que el imperio de la ley sea restablecido y no quede en manos de grupos irregulares.

Mucho se ha escuchado hablar de montar una especie de cuartel policial para el reforzamiento de ese municipio fronterizo, que de acuerdo con lo que se advierte, está otra vez en grave riesgo tanto por el choque entre paras colombo-venezolanos y los guerrilleros, así como por la presencia de los llamados colectivos, los ‘botas de caucho’ entre otros, que generan un explosivo cóctel de inseguridad de todos los órdenes.

No es posible que dicha localidad nortesantandereana, tan importante para  Colombia, se debata en medio de este panorama de inseguridad extrema, cuando aparte de enfrentar la pandemia del coronavirus, también paga un caro precio con la oleada migratoria venezolana, que por estos días se encuentra en la fase de retorno y que, igualmente, genera complicaciones.

Es hora de que la Alcaldía de Villa del Rosario junto con la Gobernación, su Concejo y la Asamblea, le reclamen al Gobierno Nacional por la estructuración y puesta en marcha de un plan de choque de emergencia, con acciones  de todos los órdenes (social, económico y de inversiones), lo mismo que para recuperar el orden público.

No puede ser posible que esta localidad fronteriza continúe dando tumbos, mientras grupos al margen de la ley intentan levantar su imperio como si se tratara de un territorio en medio de la nada, porque si esto se sale de control, las repercusiones posteriores sobre Cúcuta y otros municipios serán complicadas. Así que es hora de actuar en todos los frentes.

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Jueves, 16 de Julio de 2020
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