La Opinión
Suscríbete

Última hora

Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile

Todo el poder del Estado

La improvisación es el método de trabajo en lo relacionado con el Catatumbo.

El Estado colombiano se dio cuenta por fin de que el Catatumbo está dentro de su territorio y que, por lo mismo, debe hacer presencia allí. Pero, como sucede siempre que se actúa por reacción, las medidas adoptadas el lunes en Ocaña distan muchas leguas de ser las que necesita esa convulsa y estratégica región.

No es necesario profundizar en ellas para concluir en que la improvisación es el método de trabajo en lo relacionado con el Catatumbo, y quién sabe si con las demás regiones aún afectadas por la violencia que generan los cultivos ilícitos.

En el paquete de medidas anunciado figura, por ejemplo, un estudio para poner en marcha un plan de sustitución voluntaria de cultivos ilícitos con ayuda de los campesinos, algo que se ha venido haciendo desde hace más de un año, con los poquísimos recursos de una secretaría departamental, y que incluso ya produjo una cosecha de productos agrícolas.

Al respecto, lo que debe hacer el Gobierno es disponer los recursos necesarios para financiar la próxima cosecha, algo en lo que están esperanzados los labriegos, que si no reciben apoyo oficial aceptarán el que les brinden los narcotraficantes.

El Catatumbo necesita soluciones de mayor calado; sus problemas son de la clase que requieren de todo el poder del Estado, son estructurales. Sus carreteras son heridas abiertas a pica y pala en la selva y la montaña, sin técnica alguna, con trazados intuitivos que van del fango eterno al pedregal o a la zona de deslizamiento.

Una gran carretera, moderna, con ayuda de la técnica, que una a todos esos pueblos abandonados, sin duda será una parte de la solución. Lo demás tiene que ver con la asistencia social: salud, educación, energía, internet, centros de acopio,  créditos, apoyo técnico, maquinaria, semillas y, sobre todo, seguridad.

La guerra salvaje entre Epl y Eln, que completa 42 días y a la que el Gobierno le negó su atención, es consecuencia de ese abandono secular en el que se ha tenido al Catatumbo. Es por el control de los ríos de droga que generan sus cultivos, cada día más prósperos, de coca, algo que sabe todo el mundo, menos el Gobierno.

Pero mientras haya que invertir nueve horas para recorrer los 120 kilómetros de trocha entre Cúcuta y El Tarra, nada parece posible en asuntos de soluciones para el Catatumbo.

Con el anuncio de los planes por parte del vicepresidente Óscar Naranjo, se conoció del envío a la zona de 2.000 soldados, que sumados a los 8.000-10.000, que voceros militares dijeron tener allí, configuran una fuerza disuasiva considerable, que ojalá convenza a los guerrilleros y a los narcotraficantes de que es mejor estar del lado de los buenos.

Porque mientras esa guerra continúe como hasta ahora, sin intervención de la fuerza pública, todos los planes serán solo una utopía, una especie de saludo a la bandera, y en el Catatumbo sus gentes ya no están para eso.

De todas maneras, ya algo importante se logró: que el gobierno aceptara que el Catatumbo es parte del territorio que le corresponde administrar y cuidar. Pero todavía falta saber por qué los mensajes pidiendo auxilio tardaron más de un siglo en llegar a Bogotá. Esa parte no está muy clara.

 

Martes, 24 de Abril de 2018
Premium-home
Patrocinado por:
Logo Empresas
Temas del Día