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Transporte destartalado

Quienes residen en el área metropolitana de Cúcuta merecen un sistema de transporte con las rutas necesarias y vehículos modernos.

Cementerio de busetas que están a  punto de culminar su vida útil como ese par que hace poco llegaron a Cúcuta procedentes de Bogotá y pertenecientes al Sistema Integrado de Transporte Público (SITP). En eso se encuentra convertida la capital de Norte de Santander, que en materia de servicio de transporte urbano no tiene ni dios ni ley, sino un desorden absoluto.

¿Hasta cuándo la ciudad fronteriza seguirá marcada como el destino en donde ‘vienen a morir’ los buses y busetas de otras regiones colombianas, a los que les falta poco tiempo para cumplir 20 años de operación y ser chatarrizadas?

¿Por qué tanta permisividad de las autoridades al permitir que un parque automotor obsoleto y sin las condiciones adecuadas para llevar a los usuarios cucuteños al trabajo, a la casa y al estudio?

¿Por qué esos destartalados y humeantes vehículos que contaminan el medio ambiente y le generan problemas a la movilidad cucuteña siguen llegando como si aquí fuera tierra de nadie y territorio donde se puede hacer lo que nos plazca?

Esas y muchas otras preguntas son las que se hacen los mismos usuarios que  incómodos, sudorosos, cansados  y estrujados viajan en esos automotores, que aparte de todo, convierten las calles en escenario de la ‘guerra del centavo’ disputándose pasajeros para poder cumplir con lo del diario, el tanqueo y otros gastos, sin darle importancia ninguna a la calidad y oportunidad del servicio.

Quienes obligatoriamente utilizan ese tipo de transporte lo único que leen, en letras y números bien grandes, son avisos pegados en ventanas y puertas para que la gente pague el pasaje completo,  en cambio sí tienen que aguantar el molesto sobrecupo.

Igualmente, las condiciones de esas busetas dan grima, pues muchas veces ni siquiera las ventanillas abren, semejan un  baño sauna por el insoportable calor, en una grave degradación de las condiciones para transportar a los cucuteños.

Es inevitable que la ciudad ya entre a fortalecer dicho punto esencial para la convivencia ciudadana, como es el del transporte urbano de pasajeros que es igualmente fundamental dentro de la movilidad cucuteña.

Para el desarrollo urbano con calidad humana hay que garantizarles a los habitantes todos los mecanismos para que ellos al salir de casa tengan la posibilidad de movilizarse adecuadamente para adelantar sus tareas diarias básicas, es decir, que un bus, una buseta, un transmilenio, un solobus, o como quiera llamarse, llegue y salga de los barrios y comunas y los conecte con las áreas céntrica, institucional, de educación y de servicios.

No hay que darle más vueltas al asunto. En esta materia hay que integrarse también lo relacionado con los taxistas y ahora con el servicio de las plataformas, enfrentando, lógicamente, la piratería.

Quienes residen en el área metropolitana de Cúcuta merecen un sistema de transporte que cuente con las rutas necesarias, con vehículos modernos, que la velocidad de recorrido sea eficiente para romper la lentitud que hoy caracteriza ese servicio, contar con paraderos en los lugares planeadamente determinados, y que los empresarios y conductores asuman el compromiso de dejar a  un lado comportamientos que hoy tienen al tráfico automotor colapsado, como ese de quedarse estacionados en los semáforos, en la búsqueda de pasajeros, llenando la vía de atascos.

Lunes, 2 de Marzo de 2020
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