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Editorial
Turismo, progreso y convivencia
Debemos comenzar por formalizar una o varias marcas, eventos, que identifiquen la nortesantandereneidad.
Sábado, 3 de Agosto de 2019

En medio de la crisis económica y social que vive Norte de Santander por causas propias y ajenas, no debemos desperdiciar el potencial que nos ofrece el turismo, para fomentar nuestro progreso y la convivencia. En días recientes hemos registrado con entusiasmo el incremento de los turistas y visitantes a nuestra zona de frontera.  

La región tiene quizá todos los ingredientes para convertirse en el nuevo polo de desarrollo del turismo, y hay que aprovecharlos: una buena infraestructura y oferta hotelera, patrimonio monumental y cultural, rica gastronomía y apreciables establecimientos que la ofrecen, diversidad de climas, escenarios naturales de gran atractivo, y empresas de turismo experimentadas y en construcción.

En la Vitrina Turística de Anato, cada mes de febrero en Bogotá, se nota el fervor de los nortesantandereanos por mostrarse ante los colombianos y los visitantes internacionales.

Nuestro departamento está en la mira del mundo y debemos aprovechar el momento para que la comunidad internacional nos tenga más en cuenta como una región acogedora, tanto para visitantes, como también destino de experiencias e inversiones. Es pertinente que debemos trabajar en forma permanente en la gestión de eventos y proyectos susceptibles de la cooperación internacional en materia de turismo, como un modo de ocupación para miles de venezolanos y colombianos.  

El gobierno departamental, los gobiernos municipales, los gremios, los empresarios, todos los llamados a fomentar la industria sin chimeneas deben encontrarse en el gran objetivo del turismo serio, sustentable, fuerte. Acaso nos falte una entidad eficiente que los aglutine.

Debemos comenzar por formalizar una o varias marcas, eventos, que identifiquen la nortesantandereneidad. Como las tienen la Costa Caribe, la Costa del Pacífico, el Valle,  Cauca, Nariño, el Eje Cafetero, Antioquia, los Llanos Orientales y Bogotá, que no para en todo el año con diversidad de citas gastronómicas, turismo de reuniones y diversidad de ferias y exposiciones. Todos nuestros departamentos y regiones se han esmerado por sacar adelante sus proyectos en estos frentes. Nosotros no podemos seguir relegados y rezagados. 

Deberíamos estar aprovechando las oportunidades que actualmente nos ofrecen el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo de Colombia y la Comunidad Europea, con énfasis en España. 

En plena guerra civil los españoles no pararon en sus esfuerzos turísticos, y finalizado el conflicto su turismo comenzó a crecer y lo sigue haciendo. España es el tercer destino del mundo y en 2018 sus turistas internacionales le dejaron 90.000 millones de euros. 

En estas páginas hemos sostenido que el desarrollo del turismo y la hotelería no se detienen en Colombia y en sus regiones. Es esta una actividad en constante crecimiento que genera empleo, riqueza y desarrollo.   

Las posibilidades y potencialidades de Cúcuta y Norte de Santander para el desarrollo del turismo son enormes. Pero para lograrlo es necesario disponer de las herramientas y los mecanismos que nos permitan estructurar un plan de acción realista y coherente. Necesitamos, por ejemplo, Secretarías o Direcciones Regionales de Turismo robustas y eficientes, no nidos o refugios de burócratas.

Es urgente también intensificar los esfuerzos y gestiones para hacer realidad el Centro de Eventos y Convenciones que desde hace varios años viene reclamando la región.  

Y también como lo hemos señalado desde estas páginas, urge una gran campaña de promoción turística de la ciudad y el departamento en todo el país, en forma permanente y por todos los medios, como lo hacen en forma juiciosa y sostenida las demás regiones de Colombia. 

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