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Editorial
Una frontera activa
En Cúcuta muchos comerciantes y empresarios aspiran a que la frontera regulada y biosegura se abra al paso de peatones.
Domingo, 18 de Octubre de 2020

Así como se desplegaron operaciones de presencia y control en varias de las trochas que conectan a Norte de Santander con Táchira, se debería habilitar de nuevo la operación aduanal con Venezuela, como sucede en La Guajira, por los puentes Francisco de Paula Santander y Simón Bolívar.

Para eso están normas precisas como el acuerdo de alcance parcial de naturaleza comercial No. 28 y el convenio internacional de transporte de carga y pasajeros,  que son reconocidos por Colombia y Venezuela.  

En la práctica esto significaría el resurgir de entre las cenizas al sector de agencias de aduana,  almacenes de depósito y de la logística que quebró o cerró para irse a Maicao, generando grandes pérdidas de empleos.

Otro que tendría oxígeno es el transporte de carga, porque hoy ese intercambio se hace es de manera irregular por las trochas, luego entonces,  un comercio legal y registrado implicaría una dinámica reactivadora de la economía.

Colombia no se puede dar el lujo de despreciar el mercado venezolano,  que en medio de la crisis sigue siendo un gran demandante de bienes y servicios, pues al atenderlo generaría un impacto económico positivo en nuestro país.

En Cúcuta se escuchan quejas de que pareciera que esta frontera estuviera estigmatizada por hechos como estos: por La Guajira-Zulia la DIAN y el Seniat se reconocen, por aquí no. 

Reabrieron el aeropuerto El Dorado que para Bogotá es igual de importante que para nosotros la frontera, pero aquí sigue cerrada por riesgos del coronavirus y la decisión de Maduro de ponerle candado hace cinco años. 

Las profundas diferencias ideológicas y de modelo de gobierno, no puede arrastrar a regiones como Norte de Santander y Táchira a cortarles una tradición de hermandad,  intercambio comercial y desarrollo, al cerrarles los puentes,  no haber ningún tipo de relación ni siquiera a través de países amigos. 

Al contrario de lo que piensan en Miraflores y en la Casa de Nariño, está la visión más abierta del empresariado de ambos países. 

Fedecámaras estimó que una reapertura gradual de los puentes Ureña-Cúcuta y San Antonio-Villa del Rosario generaría entre 15.000 y 20.000 empleos en Táchira.

Mientras que el presidente de la Andi, Bruce MacMaster es de la idea de que Venezuela debe garantizar los mecanismos de pago y de deuda en el intercambio comercial.

En Cúcuta muchos comerciantes y empresarios aspiran a que la frontera regulada y biosegura se abra al paso de peatones,  porque de lo contrario en voz baja hay advertencias de que podría presentarse una calamitosa situación de cierre de negocios e inmensa pérdida de empleos. 

Para cerrar este dato: Asocambios pasó de tener más de 200 afiliados a solo unos 30.

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