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Editorial
Una maldición social
Alguien, acosado por la urgente necesidad de un préstamo, cae en manos de los criminales prestamistas del sistema.
Viernes, 8 de Febrero de 2019

Mucho más allá del espectáculo mediático en que se constituyó en Ibagué el dramático y espeluznante caso de Yessi Paola Moreno Cruz está la tragedia que les amarga la vida a miles y miles de personas por razón de un sistema diabólico que no ha merecido la atención adecuada del Estado: los préstamos gota a gota.

Es una real maldición social que atenaza a la víctima y no la suelta hasta no sacarle la última gota de sangre, sudor y lágrimas. Es un abominable sistema que alguien inventó en Colombia, y que se enmarca en un ambiente de violencia, que comienza con amabilidad y falsa amistad, sigue con violencia física y sicológica y puede terminar con la muerte, como se ha visto muchas veces en todo el país.

Alguien, acosado por la urgente necesidad de un préstamo, cae en manos de los criminales prestamistas del sistema, que consiste en entregar en préstamo una suma de dinero que deberá pagar día a día, por cuotas, con intereses que, en casos, superan el 20 por ciento diario.

Poco a poco, la víctima se va sintiendo acorralada, pues cada vez encuentra más dificultades para pagar al prestamista, de ordinario un motociclista armado, que comienza a presionar sin descanso. Acorralada, esa víctima hace lo impensable e ilógico: acude a donde otro prestamista.

Y, en pocos días, su pequeño problema de falta de un dinero urgente, lleva al prestatario a la desesperación, pues los cobros ahora son bajo la amenaza de la pistola e, incluso, bajo el imperio de los golpes.

En el colmo de la desesperanza, agobiada por tantos problemas como nunca imaginó, sin salida, doble y triplemente amenazada, la pobre víctima atina a poner en práctica las tres únicas soluciones que, en su estrecho criterio tiene: delinquir, huir o quitarse la vida. Como lo hizo la ibaguereña, que se tiró de un viaducto con su hijo de 10 años en brazos.

Otros delinquen e incluso llegan al homicidio para quitarse de encima a esa ave carroñera de la moto, el carriel y la pistola, pero con ello solo agrava la situación de la familia, porque ella será el blanco del desquite. Es lo mismo cuando huye la pobre víctima: el desquite cae sobre la familia. Con violencia, con saña…  

Ante la falta de un sistema de pequeños créditos, expedito y barato, y otros por desconocimiento y miedo al sistema bancario, miles de colombianos están hoy enredados en la telaraña de los préstamos gota a gota, y muchos de ellos deben estar pensando en que la solución de Moreno Cruz quizás sea la que les quede.

Mientras tanto, todas las autoridades saben de este pavoroso fenómeno que está agotando, a veces en días, la tranquilidad de muchos hogares tocados por esa maldición criminal de los agiotistas sin ningún escrúpulo, que incluso han exportado el sistema enviado delegados a otros países, donde el sistema funciona de la misma manera.

Pese a todo lo que se conoce de los prestamistas gota a gota, las personas siguen cayendo como moscas. La pobreza es la causa de causas, y de ello aprovecha el criminal con dinero mal habido para prestar y fríos pistoleros para cobrar.

Y, mientras tanto, tantos órganos de control como hay, tantos discursos y peroratas como se pronuncian contra el crimen organizado, y nada hacen para, en este caso, como en el de los narcóticos, aniquilar las mafias.

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