La ciudad es el reflejo de tus decisiones. Grave responsabilidad esa de ir a las urna a votar para elegir a alcaldes, gobernador, concejales, diputados y ediles que por cuatro años ostentarán el poder local en Cúcuta y Norte de Santander. A esa cita con la democracia no deben estar invitadas ni la imprevisión ni la imposición, porque el arrepentimiento y el desánimo tienen que dejar de ser el resultado.
Llegó la hora de entender que es el votante el directo responsable de lo que provoque su participación en una jornada como la prevista el próximo 27 de octubre, razón por la cual hoy más que nunca se requiere del voto responsable como lo impulsa la Alianza Ciudadana ‘Elegimos nuestro Norte’.
Un hecho fue dejado muy claro y así se les hizo saber, incluso, a los candidatos que conocieron el proyecto, y es que en ningún momento la estrategia conlleva tintes partidistas o de favorecimiento a equis o determinada campaña ni para incidir por quién respaldar en las urnas. No. Esa no es la idea ni la filosofía.
El trabajo consiste en elevar al sitial que es debido un proceso electoral de esta magnitud, nutriéndolo con un elemento fundamental para nuestra democracia, como lo es el afianzamiento o consolidación del voto programático, informado y responsable.
Solo así el votante podrá alcanzar -diciéndolo figurativamente- su mayoría de edad en materia política y electoral, en el entendido que al tener a la mano los elementos para conocer a fondo las propuestas, saber si son viables o solo ‘ilusiones furtivas’ que después de las votaciones se evaporan, y también contar con otra variable de evaluación y medición como son los debates, la cita en las urnas será toda una ceremonia para marcar el buen camino de la región.
Hay que resaltar que un día después de haberse presentado en sociedad la iniciativa conducente a inculcar la cualificación de las agendas política de los candidatos para determinar que en realidad corresponden a las soluciones y acciones proyectadas para el desarrollo de los municipios y el departamento, la ciudadanía nortesantandereana reaccionó positivamente, como se pudo apreciar en las diferentes redes sociales.
Entre los habitantes de esta zona fronteriza, donde tanto hacen falta iniciativas como las impulsadas por este colectivo, tuvieron gran aceptación las acciones que se desarrollarán para la formación de la opinión pública, el fortalecimiento de la propuestas de los actores democráticos, la cualificación de la ciudadanía y la elevación del debate público para el ejercicio de un voto programático.
Todo esto apunta a la lucha desde las bases ciudadanas contra la corrupción y constreñimiento del elector que tanto daño han hecho, misión que se debe resaltar porque significa un despertar en procura de enfrentarse contra ese monstruo en donde con dinero, prebendas, mercados, tejas, ladrillos, puestos y contratos amarrados direccionan las elecciones hacia intereses de fuerzas y grupos que hacen del poder local una empresa a su servicio, en desmedro de los ciudadanos.
Pero aquí también hay algo llamativo, y es que todo no se va a quedar en las elecciones y después el grupo desaparece. No. Porque Alianza Ciudadana podría ser la semilla de una veeduría para los gobiernos departamental y municipal que se instalen en enero del año entrante.
“La idea es que continúe con todo lo que tiene que ver con la rendición de cuentas, los ejercicios de empalme y hacer muchísimo énfasis en la construcción de los planes de desarrollo participativos”, como lo dijera Dalia Delgado Burbano, del PNUD, lo cual es de trascendencia vital para el control ciudadano.
