Distrito Especial, Fronterizo, Turístico, Comercial y Empresarial. Que este título acompañe a  Cúcuta debería considerarse un avance extraordinario más allá del nombre y que sus beneficios se irriguen por todos los rincones.

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Rescatar este proyecto que quedó en veremos y volver a darle brillo para que entre de nuevo al Congreso de la República que en esta ocasión tiene un elemento adicional, que la bancada nuestra creció en número, lo cual probablemente le dará mayores posibilidades de hacer carrera para salir adelante.

Serán los diez que componen directamente la representación nortesantandereana más cuatro congresistas de la región que conquistaron sus credenciales por otras circunscripciones.

Y es que todo lo que se haga en favor de la región es vital desde todas las aristas: económicas, sociales y de seguridad, para que el crecimiento y el impulso de las diversas actividades permitan no solo marcar altos indicadores de ingresos e inversiones sino de corrección de múltiples problemas, como el de desempleo, informalidad, pobreza extrema y desigualdad.

Esta iniciativa que en el pasado no pudo seguir su trámite en el Congreso de la República, debe de tener todos los elementos que conlleven a redimir la deuda social en la región, porque de nada valdrá que corran los ríos de dólares y de prosperidad que se esperan, pero el canal por el que corran sea solo de una vía y no cubra a la población en su totalidad.

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Razón tiene el ministro de Comercio, Industria y Turismo, Germán Umaña, de que en la región fronteriza la relación comercial bilateral colombo-venezolana, nunca más debe ocurrir que por Norte de Santander y Táchira pasen camiones y  no quede desarrollo. Esto será motivo de un editorial, pero la parte filosófica de lo expuesto se ubica perfectamente dentro de cualquier actividad que se impulse para el rescate de la zona.

Según lo ha expuesto el gobernador Silvano Serrano, la iniciativa para impulsar el distrito, permitirá tener ventajas competitivas  en este restablecimiento de las relaciones con Venezuela y un mayor nivel de competitividad en el mercado global que se busca.

Esa competitividad, que es de donde se derivará la multiplicación de exportaciones, de producción industrial, de más ventas del comercio y de la consecución de más mercados en Colombia y el exterior para los productos que se manufacturen aquí, debe tener el componente social.

Dicho punto debe analizarse en la anunciada reunión a la que asistirán los actuales congresistas de Norte de Santander, porque el desarrollo tiene que fluir con oportunidades para todos, dentro de una real opción de sacar a la ciudad y al departamento de las duras crisis que nos han afectado desde hace mucho tiempo.

Sería probable reanimar esta propuesta que en su momento impulsó el hoy exsenador Andrés Cristo, en la que se pretendía que Cúcuta lograra mayor autonomía administrativa, financiera y fiscal, que alcanzó a surtir varios debates en el Congreso de la República.

En su momento, el autor de la iniciativa planteó que se esperaba  aprovechar las potencialidades en el plano ambiental, histórico, cultural, portuario y turístico, para organizar la ciudad a través de la creación de localidades, de acuerdo con las características sociales de sus habitantes.

La sugerencia es que la propuesta debería de analizarse también con el ministro Umaña, amplio conocedor de los asuntos bilaterales colombo-venezolanos para que desde ahí fluya la estrategia de que el desarrollo y la prosperidad empresarial y social se produzcan en forma paralela.

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