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Editorial
¿Y después de la foto?
Ojalá, las medidas que va a anunciar hoy el Presidente Duque para la región, sean un plan a mediano plazo que genere transformaciones reales.
Sábado, 13 de Abril de 2019

Era uno de los pocos altos funcionarios que faltaba por ser fotografiado sobre el puente internacional Simón Bolívar dando una mirada lánguida hacia Venezuela. Pero desde esta tarde, cuando las cámaras del mundo retraten a Mike Pompeo, el secretario de Estado de Donald Trump, la deficiencia quedará superada.

Pero, después de la foto, ¿qué? ¿Lo mismo que se viene repitiendo desde hace casi cuatro años? ¿Qué cambiará en Cúcuta y la frontera a partir de hoy con la visita de Pompeo? ¿Qué aspectos mejorarán: la economía, la financiación de los servicios de salud, educación y otros que se brindan gratis a los inmigrantes?

¿Vendrá el secretario de Estado a concretar algo en relación con las palabras del almirante Craig Faller, según las cuales, los militares de Estados Unidos están preparados para intervenir militarmente en Venezuela si así lo decide el presidente Donald Trump? ¿Cuál es el real interés de Estados Unidos de convertir a Cúcuta y a esta parte de la frontera en una cabeza de playa bélica? 

Desde cuando la revolución bolivariana asumió el poder en Caracas, hace ya dos décadas, las relaciones binacionales entre ellos y nosotros se mantenían entre regulares y malas, pero jamás habían ido tanto al fondo como desde cuando, por razones que los cucuteños tenemos derecho a saber y nadie nos lo ha dicho, alguien golpeó un avispero y nos dejó sumidos en crisis, desesperanza, pesimismo, economía desbarrancada y angustia.

El señor Pompeo debe saber cosas que quizás nadie se atreve a decirle. 

Por ejemplo, que de este lado de la frontera viven personas que son padres, hijos, hermanos, primos, en fin, sangre de otros que viven del otro lado. Y que somos millones, los colombianos y los venezolanos que tenemos la misma sangre, la misma cultura, los mismos sueños… 

¿Qué mal les hemos hecho a gobiernos que pretenden aniquilarnos en una guerra sin sentido que más allá de devolver la democracia a Venezuela, busca favorecer intereses de poderosas y cada vez más ambiciosas corporaciones privadas y a políticos con pocos escrúpulos, una guerra que no peleará ninguno de los que nos está conduciendo a ella?

Si la pelea de Washington es con la dictadura de Nicolás Maduro, pues vayan por él desde sus portaviones y sus tanques, pero no desde acá, donde hay niños durmiendo y saboreando, felices, su inocencia.

Tómese las fotos que quiera. También a eso vino, o mejor, a eso lo trajeron, y disfrute su estadía. 

Pero dígale al presidente Donald Trump que no tenemos interés en su guerra ni nos mueven intereses geopolíticos diferentes de poder vivir e ir y venir en paz. Y al disfrute de ese ambiente de tranquilidad no solo merecemos que nos lo respeten, sino que lo exigimos.

Y al Presidente Duque que nos visita hoy, le decimos que esas medidas que viene a anunciar sean, ojalá, el comienzo de un robusto plan orientado a preparar a Cúcuta para convertirla en plataforma de oportunidad para el momento en que empiece la transición en Venezuela. 

Más que pedir que no vuelvan, como se dice coloquialmente, a alborotar el avispero, el deseo de todos los cucuteños es que traten de hacer realidad todas esas ayudas de las que tanto hablan en Bogotá y Washington, y que buena falta si le hacen a instituciones que hoy ponen el pecho para paliar las enfermedades y tantas otras necesidades de los venezolanos que recibimos a diario. Aunque para ser justos, también hay que reconocer ayudas importantes, locales e internacionales para los migrantes, especialmente en alimentación y refugio. 

Ojalá, las medidas que va a anunciar hoy el Presidente Duque para la región, sean un plan a mediano plazo que genere transformaciones reales que permitan destrabar el desarrollo de esta zona del país, que viene postrada desde hace ya largo tiempo.

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