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¿Y la movilidad qué?

Los gobernantes deben entender que la proyección hay que hacerla a largo plazo con el invaluable mecanismo de la planificación y la proyección urbana.

Escarbando en los archivos, encontramos unas declaraciones según las cuales en 2023 Cúcuta se estaría montando en un sistema de transporte masivo, llegándose incluso a afirmar que la Nación entregaría $170.000 millones de los $230.000 millones que en 2014 se calculaba costaría el proyecto con el que entonces se pretendía sustituir el 100 % del servicio urbano.

Nada de eso sucedió, fueron palabras que se llevó el viento. Lo mismo que ocurrió mucho tiempo atrás cuando llegó a indicarse que Cúcuta tendrá prioridad en grupo de ciudades con sistema de transporte masivo. Hoy seguimos montando en busetas, gran parte de ellas destartaladas, en carros piratas y asistiendo a una competencia entre más de 8.500 taxis, así como de colectivos que ahora son blancos y negros.

Mientras estamos desesperados en el trancón nuestro de cada día, no podemos dejar de pensar ¿de qué manera? y ¿cuándo? la movilidad cucuteña –con todos sus componentes- tendrá un doliente real en el despacho principal de la Alcaldía, en el Concejo y en la clase parlamentaria regional. Ya vamos para 20 años de este siglo y nada ha cambiado.

O tal vez sí hay cambios pero que poco o nada benefician a las mayorías ciudadanas, porque lo que llegaron aquí fue las concesiones, sin que le imprimieran velocidad y fluidez al tráfico, y montaron las fotomultas, pero los atascos son iguales o peores, y pusieron otra red semafórica, y aquí parece que estuviéramos en ola roja, porque nada que se mueve la ciudad.

Acabamos de ver que los doce candidatos a la Alcaldía dieron a conocer la propuesta que tienen para destrancar uno de los males endémicos que afectan la calidad de vida y le restan competitividad a la capital de Norte de Santander. Eso está bien. Pero después de descubrir entre los papeles que van sirviendo para escribir la historia citadina, que hubo otros que hicieron promesas igual que ellos, cabe la pregunta del millón: ¿será que está vez sí se cumple?

En asuntos como este, los gobernantes deben entender que la proyección hay que hacerla a largo plazo con el invaluable mecanismo de la planificación y la proyección urbana, para que  el cortoplacismo y el apetito meramente político no vayan a empeorar la situación, en el entendido que la movilidad es una cuestión de ciudad y no de equis o ye administración.

Hay un punto en el que el verdadero rompimiento con la corrupción no da más espera y es el de los cupos de taxis. El reto que los ciudadanos le plantean al que sea elegido el 27 de octubre consiste en que congele por tiempo indefinido el ingreso de más taxis al parque automotor de Cúcuta con extensión al área metropolitana. Pero que sea un congelamiento real, verificable y avalado y vigilado por la Procuraduría, si se quiere, y la veeduría ciudadana.

Señores candidatos, gane el que gane, los habitantes esperan mucho del futuro gobernante y sus políticas que garanticen la estructuración y puesta en marcha de acciones para que ir y volver de casa en el transporte urbano, no sea tortuoso, que defina si es indispensable cambiar las rutas, que aplique el orden,  pero también la prevención, y desde la planeación contemple qué hacer para que la entrada y salida de varios colegios situados en importantes vías, deje de ser factor alterador de la circulación. ¡Ahí tiene  mucho trabajo! Y esa es su responsabilidad.        

Martes, 8 de Octubre de 2019
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