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¿Y por qué allí?

Esto del alcantarillado en esos barrios corre parejas con otra intención.

Desde hace unos pocos años, el río Zulia es un torrente de veneno que viaja raudo a Venezuela, poniendo en gravísimo riesgo la seguridad fronteriza, porque, se constituye no solo en una agresión contra ese país, sino en una eventual causa de guerra. Al fin y al cabo, ya el mundo está metido de narices en la guerra por el agua.

En realidad, no solo el Zulia, lleva los desechos de Cúcuta y otras poblaciones al Lago de Maracaibo. Los demás ríos de la zona, Táchira y Pamplonita, también se debaten en los últimos días de su vida, ahogados por la inmundicia y los desechos de todo tipo de una sociedad inconsciente que encuentra felicidad en matarse ella misma.

Pero la referencia al Zulia tiene que ver con asuntos preocupantes de Cúcuta, sobre los cuales son imperiosamente necesarias las explicaciones de la Alcaldía, y, por supuesto, de los órganos de control. Y estos asuntos se refieren a denuncias de veedores según las cuales no hay dinero para rescatar el río Zulia, pero sí para dar alcantarillado a barrios informales de la ciudad.

De acuerdo con el veedor ciudadano Rogelio Gómez, la Alcaldía invirtió 4.300 millones de pesos en redes de alcantarillado en sectores informales como los barrios Valles de Girón, Las Delicias, 23 de enero, Los Canarios y La Isla, algo que es de una ilegalidad absoluta.

Pero, ¿por qué el alcalde, César Rojas, se arriesgaría a penas muy duras, con una acción semejante? ¿Se pretende, como arguyen algunos analistas, darles a los barrios una respuesta a sus necesidades básicas, para impulsar candidaturas a nombre del exalcalde preso Ramiro Suárez?

En Cúcuta, en lo político nadie separa los nombres del alcalde y el recluso, como tampoco el de una precandidata.

Esta razón hace más necesarias las explicaciones del alcalde y de la aspirante a sucederlo, en especial porque mientras el río Zulia necesita salvarse con plantas de tratamiento de aguas residuales, en barrios ilegales irrigan dineros del Estado en contra de las normas legales, que lo prohíben. En esos barrios hay votos con los cuales garantizar la continuidad en la Alcaldía, continuidad que se traduce en actos poco claros, como las licitaciones a la medida de ciertas empresas y organizaciones.

Esto del alcantarillado en esos barrios corre parejas con otra intención, hace algunos meses, de llevar el alumbrado público a La Fortaleza, asentamiento urbano subnormal que no puede recibir ese servicio, porque está fuera de las normas legales y, por supuesto, de los planes normales de expansión.

Allí hay un gran electorado que podría decidir una elección de alcalde en esta ciudad. Y si con recursos públicos alguien les instala el alumbrado público a esos electores necesitados de todo, es fácil deducir cuál sería el candidato o la candidata triunfante.

Desde luego, existe la posibilidad de que parte de todas las especulaciones sean eso, especulaciones y comentarios de pasillo. Pero que dotar de servicios a los barrios subnormales en busca de votos, como construir obras, a veces innecesarias, en los demás sectores, ha sido siempre una tentación electoral que, a veces, ha sido efectiva. De todos modos, queda una pregunta sobre las alcantarillas: ¿por qué allí?

Sábado, 13 de Abril de 2019
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