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Zona de peligro

A la Central de Abastos de Cúcuta (Cenabastos) cerca de 3.500 personas la visitan en los días de mercado, como son los fines de semana.

Los mercados se encuentran en el primer nivel de riesgo máximo para el contagio con coronavirus al lado de los hospitales, el transporte público y las reuniones de acuerdo con el Instituto Nacional de Salud que ha elaborado un listado de las zonas y espacios de mayor peligro para los ciudadanos durante la pandemia.

Cenabastos -por las actividades que se desarrollan allí- encaja dentro de esa caracterización sanitaria en donde por obvias razones rigen severas normas para proteger a los vendedores, compradores y demás usuarios de ese gran mercado mayorista cucuteño.

“Se rompieron los protocolos en Cenabastos”, tituló ayer La Opinión un informe periodístico sobre las condiciones en que la gente hace sus compras en ese lugar y que requiere de la máxima atención de las autoridades de salud pública.

Viendo la indisciplina y falta de conciencia ciudadana, es urgente que la Secretaría de Salud del Municipio con el apoyo del Instituto Departamental de Salud y de la Policía Nacional organicen unas especies de ‘patrullas anticoronavirus’ y ‘retenes sanitarios’ en la central de abastos, que tengan presencia permanente.

Sus miembros tendrían varias misiones. Una recalcarles a los visitantes y expendedores sobre la obligatoriedad de utilizar el tapabocas, de guardar la distancia física y respetar el aforo para evitar aglomeraciones.

La otra tarea consiste en el tamizaje con toma de temperatura y de los datos de quienes llegan a cada uno de los galpones y áreas de compra, que permita hacer un seguimiento estricto en la eventualidad de que llegaran a registrarse casos de contagio en ese mercado.

Recordarles a los vendedores y compradores que desatender cualquiera de las normas preventivas puede conducir a un desafío mortal a una enfermedad que no da tregua y que cada día va ocasionando más contagios, considerando que casos en ese sector originan un riesgo de difusión muy alto.

Los ejemplos abundan en China, donde empezó el foco de la enfermedad, o en Bogotá con Corabastos, y en otros países latinoamericanos donde el coronavirus ha encontrado en las plazas de mercado un aliado estratégico para atacar a las potenciales víctimas.

La COVID-19 no es ningún juego. Lo acaba de demostrar la última estadística entregada ayer por el Ministerio de Salud, que revela como en Norte de Santander que venía con crecimientos por debajo de los dos dígitos, ahora ocurre que en un solo día se detectaron 20 contagios confirmados, para 183 casos en total.

Este referente sobre la manera como empieza a advertirse una aceleración de la infección del coronavirus, debe servir de voz de alerta sobre la urgencia de que por ningún motivo puede permitirse la relajación del cumplimiento de los protocolos en un punto tan estratégico como lo es Cenabastos.

Si es necesario entregarles tapabocas a las personas y obligarlas a que lo porten adecuadamente, pues hay que hacerlo, porque en últimas resulta más barata y eficiente la prevención que esperar hasta que la gente enferme y en el peor de las circunstancias la red hospitalaria colapse.

Si hay que multar más, si hay que recalcar más en el mensaje frente a esta amenaza o si hay que sellar, pues las autoridades están en la obligación y en todo el derecho de hacerlo, porque aquí no valen los términos medios ni las excusas, puesto que un error o una falla por indiferencia o desgano, puede llegar a costarle la vida a nuestros seres queridos y eso nadie lo quiere. Y para que eso no ocurra, pues hay que cumplir las  normas sanitarias vigentes.

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Jueves, 18 de Junio de 2020
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