La senadora Aída Avella, quien por el Pacto Histórico aspira a reelegirse en esa corporación, se declaró partidaria de un diálogo de paz con los grupos que se mantienen en el conflicto armado que afecta a diversas regiones del país.
En su concepto, Norte de Santander, Arauca, Cauca y otros departamentos donde se ha recrudecido la violencia desatada por grupos armados ilegales, la población vive una grave crisis humanitaria.
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Opinó que la forma de resolver este conflicto es sentarse a dialogar con todos los actores que generan el conflicto. “Yo creo que lo que hay que hacer, incluyendo a las bacrim, es hablar con la disidencia de las Farc, con el Eln, con el Epl, para llegar a acuerdos”, manifestó la congresista que estuvo de visita en Cúcuta.
“Hay que elegir a alguien que piense en la paz y en el país y no solo aquél que crea que su partido puede seguir gobernando si hace la guerra. La guerra se desgastó en Colombia. Eso ya no es atracción”, notificó.
Un tercer país
A la senadora Avella le pareció delicado que no exista ni un canal de contacto entre los gobiernos de Colombia y Venezuela desde que rompieron relaciones en 2019.
Por tal motivo expuso el mecanismo de un tercer país -amigo de ambos- que debería manejar ciertos asuntos fundamentales entre las dos naciones.
Entre esas situaciones difíciles se encontrarían, por ejemplo, la inseguridad en la frontera común y el dragado del río Arauca.
En cuanto al hecho de que la frontera entre Táchira y Norte de Santander siga cerrada al intercambio comercial, la senadora Aída Avella dijo que es partidaria de que se reabra. “Eso lo pedimos a gritos desde Bogotá. Los acompañamos en esa solicitud”.
Cambiar el Congreso
Desde el punto de vista electoral, destacó que el crecimiento del Pacto Histórico significa que “el Congreso de la República va a cambiar”.
“Para mí, el 70% de los congresistas que en este momento comparten escaño conmigo son fruto de la compra de votos en Colombia y eso es lo que hay que acabar aquí”, precisó.
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Y entonces afirmó, sin señalar a candidatos o partidos en específico, que “en Norte de Santander está rodando mucha plata para comprar votos”.
Observó que para contener esa práctica y aquella en que banqueros, aseguradoras y poderosos empresarios les aportan a los congresistas, sería mediante la financiación del Estado a las campañas y “así acabar con las leyes prepagas”.
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