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Conozca la historia de un diseñador cucuteño, joven y emprendedor
En Cúcuta hizo dos semestres en el extinto Corbes donde se dictaba diseño de modas.
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Celmira Figueroa
Celmira Figueroa
Jueves, 11 de Junio de 2020

Adrián Ferguez es un diseñador cucuteño, que a pesar de su juventud, lleva varios años en el campo de la moda.

Comenzó  a trabajar a los 13 años   en San Antonio del Táchira, Venezuela.

Por accidente llegó a un almacén a comprar unos materiales para fabricar cinturones de cuero que hacía con su mamá “y llevaba unos dibujos de lo que queríamos hacer  y en un momento una señora se acercó y me quitó el cuaderno y comenzó a verlos”. En ese momento sintió pena, “pero a ella le perecieron muy bonitos y me preguntó que si eso  lo hacía yo. Y me propuso que trabajara como diseñador para su fábrica de yines en la frontera”.

Aún no sabía nada de modas. “Pero me pareció que podría ser una oportunidad para  obtener un ingreso, porque estaba pasando una situación difícil”. Como era menor de edad  le tocó ir con su madre para que  diera autorización de para poder trabajar en la fábrica y comprobar que era legal. Sus diseños empezaron a tomar auge hasta que tres años después lo llamaron de otra fábrica, pero de Ureña. Adrián había adquirido la experiencia suficiente para aceptar retos.

Se graduó de secundaria en un instituto de validación porque ya “me había empezado a gustar el tema textil y quería estudiar diseño de modas”.

En Cúcuta hizo dos semestres en el extinto Corbes donde se dictaba diseño de modas. Luego viajó a Bogotá  a estudiar en  la reconocida escuela de diseños Arturo Tejada Cano y tiempo después tuvo  la oportunidad de trabajar con  Giovanni López, pero como diseñador y creativo en ropa masculina.

Dos años más tarde se enroló, en Cúcuta,  en el taller del afamado diseñador Bernardo Salazar, a quien admira, respeta y “agradezco el haber aprendido más de la alta costura”.

El trabajar para otros diseñadores y casas de moda lo hizo  pulirse y perfeccionar su trabajo como diseñador.

Después de un tiempo considerable de haber adquirido esa experiencia decidió independizarse. De  ahí en adelante ha venido desenvolviéndose en este mercado del diseño, de la moda.

Su  especialidad   es la alta costura. Es decir,  diseña desde vestidos para fiestas, novias y trajes de fantasía. Pero su creatividad no tiene límites. También se  especializó en ropa prêt-à-porter y dotación de uniformes para empresas u oficinas al igual que maneja ambientación de espacios y escenarios para temporadas especiales  o eventos sociales.

El  ser  polifacético lo ha  llevado a no quedarse quieto en un momento tan crítico como este, el de la pandemia por el nuevo coronavirus, “en donde varias empresas se estancaron y muchas personas quedaron sin ingresos”.

Por eso se preguntó así mismo: ¿si  trabajo con material textil por qué no hacer tapabocas y trajes de bioseguridad y ponerle mi estilo siempre y cumplir con todos los requisitos que exige la secretaría de Salud?

A pesar de la competencia no se detuvo. “Es un poco difícil y de pronto la gente no ve la calidad y el trabajo que se le pone a cada artículo puesto que siempre va a llegar uno que por 5 mil pesos menos te corre una venta. Pero como siempre digo hay clientela para todos”.  Y así sacó su colección que pone a disposición en redes sociales.

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