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Galardón para muralista cucuteño
Los muros se han convertido en los lienzos del artista Julián Clavijo.
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Celmira Figueroa
Celmira Figueroa
Sábado, 1 de Diciembre de 2018

Trepado en un andamio, a más de tres metros de altura, pleno mediodía, en Melbourne, Australia, Julián Clavijo dejó a un lado la brocha donde se encontraba pintando cinco grandes murales para contestar la llamada y hablar de su nominación como artista  global  en la categoría de arte callejero.

Nunca se postuló. Simplemente lo candidatizaron por sus grandes obras,  que no pasan inadvertidas, inspiradas en retratos de niños. Por eso llamaron la atención de los jueces. Ese galardón, que es una especie de Óscar, lo sorprendió de manera positiva porque en los demás puestos quedaron artistas veteranos, reconocidos en el mundo entero. Y el cucuteño lleva dos años utilizando los muros como lienzos en Melbourne a donde llegó en el 2011, procedente de Costa Rica, país que lo acogió junto a su familia cuando solo tenía 12 años de nacido. En Melbourne  estudió inglés e hizo una maestría en arte en espacio público. Y hace dos años aplicó como artista para conseguir su ‘pasaporte’ de residencia y muy pronto la ciudadanía australiana.

Su amor por el arte es infinito. Siempre ha estado en modo artista plástico. En Cúcuta alcanzó a estudiar en Bellas Artes y cuando regresaba de vacaciones ‘jugaba’ con la plastilina haciendo pesebres y toda clase de figuras en miniatura.

Pero sus ojos y sus manos se concentraron en la pintura, a gran escala, donde el transeúnte se detiene, reflexiona, admira, suspira y se ve reflejado, en algunas escenas, en algunos rostros, o en algunas expresiones de miradas inocentes. Su nombre ha saltado a la palestra para dignificar la profesión. En Australia y Costa Rica es respetado y admirado por su consagración. Julián se centra en su objetivo y disfruta con su pincel, con su brocha, con su aerosol, con sus acrílicos. Y más de 40 obras en distintas calles de Malbourne hablan por él. 

Los niños se han convertido en su fuente de inspiración para los grandes muros de Melbourne. 

En el Festival de Luces puso a prueba su agilidad y en dos horas pintó, en  vivo, sobre un muro de dos metros y medio por dos metros y medio. 

Gran impacto visual han causado sus obras entre los transeúntes que deambulan por las calles de Melbourne.

Y se vanagloria diciendo que el mural más grande lo logró sobre unos silos, que otrora servían para almacenar cebada. Y aunque no es extraño esta clase de arte en Asutralia se ha convertido en fenómeno siempre que compite. En abril de 2016 participó en el Festival de Arte Urbano, donde 200 artistas de todo el universo se tomaron los muros y logró llamar la atención con el rostro de un niño con unas gafas de sol, sobre  3x3 metros de muro. Se tomó tres días para concluirlo. 

Por lo general usa fotos preconcebidas y casi siempre lo contratan para desplegar publicidad de negocios, como ese en el que trabajaba este viernes, relacionado con la cronología de los 50 años de una distribuidora de comida, donde permanece trepado en el andamio más de ocho horas al día, sin mirar abajo, dando rienda suelta a su imaginación.

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