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‘Los billetes vallenatos’ que llegan a Netflix
Una historia que no se ha conocido del todo. Aquellos robos que superan la ficción.
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Colprensa
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Sábado, 15 de Agosto de 2020

Tras el famoso robo de Valledupar en 1994, Christian Tappan se encontraba trabajando como Dj en una discoteca en el norte de Bogotá, mientras que en el día grababa una serie de televisión, y uno de sus mayores temores era que ‘le metieran’ un billete vallenato de $10.000.

“Vivía en casa de mis padres, tenía 22 años de edad y andaba enoviado. Había pánico ver un billete de $10.000, que en esos años era una fortuna, por lo que podría ser muy triste que ese billete estuviera en la lista serial de los vallenatos”, recordó Christian, mientras que Andrés Parra, se encontraba a punto de perder noveno grado de bachillerato, haciendo teatro, con novia, viviendo con sus papás, admitiendo que rara vez veía un billete de $5 o $10.000, por lo que los billetes vallenatos no le preocupaban mucho.

Ese es el recuerdo que tenían estos dos actores sobre uno de los mayores robos a una entidad bancaria en el mundo en ese entonces, cuando en octubre de 1994, el país se conmocionó al conocer que un grupo de ladrones habían ingresado a la sede del Banco de la República de Valledupar y había sustraído más de $24.000 millones.

Una historia que no se ha conocido del todo, uno de aquellos robos que superan la ficción, que ahora, Netflix decidió llevar al formato de serie de seis capítulos que se estrenará este fin de semana, en una producción completamente colombiana.“Aunque es una serie basada en hechos reales, no hay mucha información de quiénes cometieron el robo y muchos de los detalles, por lo que la construcción de los personajes fue hecha completamente desde la ficción, desde lo que proponían los libretos, los directores y el elenco en general. Tratar de construir los personajes viendo cómo ven la vida y como piensan. Ayudándonos entre todos y proponiendo entre todos”, recordó Andrés Parra.

Es el reencuentro actoral de Parra con Christian Tappan, quienes lograron la fama internacional en la serie ‘Escobar, el patrón del mal’, estrenada hace ya ocho años. Ellos, de nuevo, interpretan a dos personajes fuera de la ley. Andrés Parra es Chayo, quien convence a El Abogado (Tappan), para entrar en este robo, tras un último trabajo que fue todo un fracaso y dejó grandes secuelas en la amistad de ambos.

“En el caso de mi personaje, él va sufriendo un fuerte deterioro físico y buscar esa transformación a lo largo de las grabaciones era necesario para contar la historia del abogado y mostrarle a la gente por qué decide ciertas cosas. Por otro lado, estaba la idea de mostrar la parte de la mistad, donde se pueden decir las cosas de frente o se puede mandar al amigo a la quinta porra y eso hace crecer a las amistades”, comentó Christian Tappan.  

Junto a ellos, Doña K, personaje interpretado por Marcela Benjumea, a quien le mueven otros intereses que van mucho más allá del dinero que pueden lograr con este robo.

“Un personaje ficcionado creado para la serie. Doña K es una mujer de finales del siglo pasado, que si bien desde décadas atrás se venía luchando por el papel de la mujer en la sociedad, aún en los noventa no había mucha posibilidad de que las mujeres accedieran al poder de manera fácil, ni en la política, ni en el crimen. Ella lo que quería el poder, por lo que desde los libretos estaba muy definido y eso me permitió construirla”, comentó Marcela Benjumea.

Y agregó: “En el mundo del crimen recuerda a personajes como Griselda Blanco, pero ella realmente era muy mala, mientras que en este caso, era el poder en un robo a través de la inteligencia, con las habilidades y las relaciones sociales”.

Mientras que todos quieren dinero, lo que ella quiere es poder, lograr un escalón arriba. Todo esto sin violencia, “porque quien es violento es poco profesional”, era lo que pensaban ellos dentro de la banda, dice Marcela.

La historia real

El 17 de octubre de 1994 el país se conmocionó, cuando se descubrió un túnel que conducía directamente a la bodega principal del Banco de la República, con sede en la ciudad de Valledupar. Más adelante se conocería, que de allí, se extrajeron más de 24.000 millones de pesos.

Fue una noticia mundial. El robo del siglo, pues hasta ese momento, fue el mayor monto robado de un banco emisor, y muchos creen que la cifra pudo ser mayor, donde nunca dispararon un solo tiro y permanecieron en el banco cerca de 21 horas.

Solo con el tiempo, las autoridades lograron establecer que todo había sido planeado por una banda de ladrones profesionales, a la cual se les unió un especialista en electrónica, quienes tendrían una ayuda extra por parte de miembros de la policía local y funcionarios del propio banco.

Se creé, que directa e indirectamente, se involucraron en el robo más de 26 personas, con una planeación cercana a los ocho meses y que debieron importar maquinaria de perforación desde Canadá.

A las 6:00 de la mañana del 16 de octubre comenzó todo, en medio de una Valledupar desolada al ser un domingo con puente festivo, con el ingreso de 14 personas al banco y dos personas más dirigiendo desde un hotel cercano al banco.

Las primeras investigaciones hicieron caer a los cómplices internos, quienes facilitaron la seguridad para el acceso de los ladrones e incluso manipularon las cámaras para que no fueran grabados.

Un camión con problemas mecánicos fue utilizado para llevar los miles de millones, pero no realizaron bien el cálculo, pues debieron abandonar cerca de 6000 millones de pesos, porque no cabía en el camión.

Este robo impactó a todo el país. Según información del Banco de la República, del total hurtado, 18.560 millones correspondían a billetes sin emitir, lo que significaba que no tenían valor real, por lo que publicó el número de series para que nadie los recibiera, así nacieron los famosos ‘billetes vallenatos’.

Días después, las personas solían andar con un recorte de periódico donde se habían publicado los números de serie de los ‘billetes vallenatos’, pero era demasiado tarde, ya se encontraban circulando en gran cantidad.

Las filas en los cajeros bancarios eran interminables, porque la gente revisaba uno a uno los billetes que recibía, pero los ladrones rápidamente habían empezado a circular varios millones, comprando cosas que luego revendían o empeñaban en distintas partes del país, pero era tanto el dinero, que empezaron a cambiarlo por dólares o vender estos billetes a la mitad de su valor nominal.

Resultó imposible controlar su circulación, y con el tiempo, no quedó más remedio que autorizar a los bancos a reembolsar a quienes habían recibido estos billetes, y rediseñar los billetes.

De regreso a la ficción

Andrés Parra, “tienen unas motivaciones específicas para llevar a cabo el robo, pero además, es su profesión. Hay gente que se dedica a robar como si fuera una profesión, pasando meses o años planeando los robos y ejecutándolos, sabiendo que puede salir muy bien o muy mal. En el caso de este robo, salió muy mal, pero es lo que tiene esta serie, muestra un poco las razones y motivaciones que llevan a estos personajes, con las consecuencias que terminan pagando, en un país donde parece que no siempre hay consecuencias”.

Una historia que quizás las recientes generaciones no conocen mucho, pero a la cual podrán acercarse a este hecho que conmocionó a todo el país.

“Que es una historia nuestra, donde mucha gente va querer saber cómo se hizo. Es una historia que mezcla mucho la planeación del robo, cómo estas mentes se juntaron para llevarlo a cabo, pero también muestra las relaciones humanas, cómo eran y en qué se convirtieron, lo cual la hace más atractiva. No es una serie que hable sólo del robo durante seis capítulos, sino de lo interesante del antes, durante y el después de este hecho”, comentó Christian Tappan.

Y Andrés Parra agregó: “Es algo que no termino de entender pero con este tipo de historias uno suele terminar del lado de la banda, uno no quiere que los agarren y uno sufre con ellos. Es muy raro que uno como espectador termine del lado de la policía, no sé si uno, de alguna manera sueña con hacer algo así, a lo mejor siempre hemos soñado, alguna vez, con robar un banco, y cuando aparecen estas historias, que sabemos que es una ficción, uno termina entrando en el juego de conectarse”.

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