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Siempre me han identificado como personajes malvados: Diego Vásquez

El actor protagoniza la novela cómica ‘Un bandido honrado’, de Caracol.

Hace cinco años, Diego Vásquez audicionó para un personaje de reparto en la serie ‘Esmeraldas’ llamado Patricio Ortega. Sin embargo, al inicio de las grabaciones su personaje empezó a crecer y terminó siendo uno de los protagonistas.

Para ‘Un bandido honrado’, la nueva serie cómica del canal Caracol y que lidera la teleaudiencia en la televisión colombiana, también se presentó para uno de los personajes de reparto, pero tal fue el impacto de su propuesta, que esta vez, de entrada se quedó con el papel estelar, 'Emilio de Jesús Ortega'.

Se trata de un actor tolimense con más de 25 años de experiencia en la televisión colombiana, con una larga de lista de series y telenovelas en las que ha participado, así como en el cine, donde también ya protagonizó.

No fue sencillo para él asumir este nuevo reto. Los 60 capítulos se realizaron en 29 semanas en dos móviles de producción y con dos directores, y en la mayor parte de las escenas aparecía el personaje interpretado por Diego Vásquez, quien tuvo que esperar a terminar la serie para realizarse una cirugía tras una lesión en medio de las grabaciones.

En la tercera semana de producción, tuvo tantas escenas de acción que terminó con los tendones de uno de sus hombros rotos, por lo que decidió continuar así hasta el fin de las grabaciones.

Horario estelar

¿Cómo fue el trabajo con los dos directores, Mario Ribero y Andrés Marroquín?

Creo que los dos se complementan de manera muy adecuada. Andrés es mucho más asentado. A él lo conozco desde hace casi 25 años, fue el primero que me dirigió en televisión, en la comedia ‘Casados’, y desde esa época no había vuelto a trabajar con él, hasta que hicimos juntos ‘La mamá del 10’ y ahora, ‘Un bandido honrado’.

Con Mario jamás había trabajado. En el humor siempre se creé que todo es broma pero hay un alto nivel de exigencia muy alto, y el lo tiene, lo cual se refleja en el pulso que tiene los personajes de las historias que él dirige. El ejemplo clásico es ‘Yo soy Betty la fea’, con personajes de cierto nivel de riesgo, pero que tienen ese algo que hace que la gente los termine adorándolo el espectador. 

Busca un total compromiso de los actores con sus personajes, lo que fue una experiencia muy interesante trabajar con los dos.

¿Cómo eran sus jornadas de trabajo?

En la mañana trabajaba con uno y en la tarde lo hacía con el otro, por la exigencia de las grabaciones, lo que fue una experiencia ardua pero muy enriquecedora, sin choques para nada. Eran un verdadero complemento, aunque al principio uno tenía dudas si se podían complementar estos dos estilos diferentes.  

Ha sido realmente agotador, porque el siguiente personaje que más escenas tiene en la serie, tiene la mitad de las que tiene mi personaje fue muy fuerte que me dejó secuelas. No podía parar de grabar porque todo giraba en torno a él.

¿Cómo llegó al protagónico de ‘Un bandido honrado’?

Audicioné para el personaje del contador  que nace Álvaro Bayona, pero realmente ya estaba el actor para ese personaje. Sin embargo, después de esa audición, me llamaron para hacer pruebas con el personaje principal, y ellos tomaron la decisión de darme ese personaje.

-¿Pero ya había protagonizado?

Yo tengo una experiencia anterior siendo el protagonista de la serie ‘Las esmeraldas’, lo que pasa es que para esa producción yo fui contratado como actor de reparto, pero en la historia, por el peso del personaje, encontraron que era mucho más atractivo contar la historia desde su perspectiva y vivencias, que curiosamente también era de apellido Ortega.   

¿Cómo fue la construcción de personaje?

Había momentos que este personaje, esta historia, me ofrecía hermosas alternativas de actuación. Por años, siempre me han identificado como un actor de personajes malvados. En la televisión he sido desde lavaperros hasta gran traqueto.

Había un recorrido allí, en ese aspecto de este nuevo personaje, pero también estaba el ingrediente de la comedia, con la responsabilidad de hacerlo creíble en medio de la ridiculez de las actuaciones, y eso sólo se conseguía con un alto nivel de honestidad en el personaje en su intimidad cuando se enfrenta a la muerte y piensa que no quiere dejar a su familia sola.

La esencia de todo está en la redención, que si no se toca con la honestidad necesaria y la dosis de humor justa, se vuelve una historia ramplona.   

¿Difícil decisión de su personaje de pasar del mal a bien?

Es el peso del pasado con la responsabilidad de la decisión tomada. Es ver cómo no es tan fácil cambiar  de lo malo a lo bueno, que es una lucha titánica. Es pensar en que una persona así, acostumbrada a los más grandes lujos, ahora se va someter a una vida con austeridad y con las necesidades de cualquier persona del común.

Creo que el gran valor de la historia está en mostrar que debemos ser fiel a nuestros compromisos, al valor de la palabra que es el que está honrando mi personaje pese a todo. Entre los traquetos hay unas lealtades, y se juega con el imaginario de que quien delata, ‘el sapo’, es peor que el narcotraficante o el asesino, y así no son las cosas. 

A veces los villanos son más atractivos para los televidentes...

A mí la gente me aplaudía y me felicitaba en la calle por mis papeles de traqueto. Pero luego, si el personaje era desleal al narco o a sus compañeros, no me lo perdonaban y me lo reclamaban en la calle.   Espero que la gente entienda este personaje con su gran compromiso firme que lo mantiene en situaciones complicadas.

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Colprensa
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Domingo, 23 de Junio de 2019
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