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Una romántica noche con diseños de Ángel Yáñez
Esa noche del jueves escogió el negro, incluso para sus atuendos.
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Celmira Figueroa
Celmira Figueroa
Viernes, 4 de Mayo de 2018

Ángel Yáñez cerró el desfile de ‘Pasarela Cúcuta’ dejando un ‘sabor’ en el aire a romanticismo victoriano. Es decir, ese que marcó el siglo XIX, donde los detalles definían el estilo.

El diseñador cucuteño apareció agarrado de la mano de una de las 18 top-model que exhibieron cada una de sus prendas. Lucía alegre y sus ojos brillaban entre la sombra que proyectaba el ala de su sombrero negro. Sonreía y saludaba desde lo alto de la tarima a los amigos reconocidos, a esos que dejó acá en 1988 cuando partió a Bogotá en busca de su formación en  los talleres de Arturo Tejada para después iniciar un periplo por las mejores casas de moda de Caracas y Europa donde se nutrió como diseñador.  

Así se vivió la sexta versión de Pasarela Cúcuta

 

Esa noche del jueves escogió el negro, incluso para sus atuendos. Rebuscó en el baúl de los años 70 y desempolvó unos zapatos machotes  que usó en Cúcuta, cuando tenía 15 años, y andaba con su ‘parche’ en los clubes.

El pantalón carecía de botas anchas y la chaqueta, apuntada con un solo botón, le infundía solemnidad, esa misma que irradia en el ámbito internacional con sus diseños.Tenía aretes, anillos y cadenas, accesorios de tendencia y que “hacen parte del derroche de personalidad”, aclara el diseñador, quien imprimó también el negro en la colección que trajo a Cúcuta invitado especial por la Productora Néstor Iván en su sexta versión de la  Pasarela Cúcuta, donde cuenta con el apoyo de la gobernación de Norte de Santander, la Alcaldía de Cúcuta, la Cámara de Comercio y Comfaoriente.

Con música de fondo empezaron a salir una a una  las modelos cucuteñas que triunfan en otras regiones del país y en el exterior. Los vestidos hablaban por sí solos. Esa sobreposición de encajes y materiales que hicieron algo divertido al color negro, trasportó al público a tres siglos atrás. “El negro es la base de todo” y argumentó que la moda “es para soñar, para contextualizar, para divertinos”. Por eso jugó con las texturas, con los cortes asimétricos  e hizo de cada prenda algo exquisito a la vista.

Ahí se vio reflejado lo sobrio, lo clásico, lo romántico y su experiencia de tres décadas, de lo que aprendió en los talleres de Coco Chanel en París. Y de lo que sigue experimentando, porque a pesar de llevar tantos años metido de cuerpo y alma en el diseño considera que “es como un juego que repito a diario y que me gusta mucho y que quiero que evolucione”. Resume sus 30 años de trabajo en un poco de madurez y se siente, pleno, muy pleno, afortunado y consciente con todo lo que ha logrado.

Su base está en Bogotá, pero le llueven invitaciones a México, Argentina, a muchos países donde va regando la semilla, esa misma que trajo a Cúcuta para los nacientes diseñadores que lo acompañaron en la antesala de la pasarela y que espera ser inspiración para que haya muchos más Ángel Yáñez en esta ciudad de frontera.  

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