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Una virreina humilde que triunfa en el interior del país

Natalia Manrique, de 19 años y del barrio Simón Bolívar, recibió el título de segunda mujer más bella de Cúcuta en las ferias de 2018.

La vida de Natalia Manrique Aguilar dio un giro de 180 grados el día en que una de sus amigas le propuso lanzarse al reinado de Cúcuta el año pasado, como representante de la Comuna 6.

Con 19 años y una vida sin lujos, jamás llegó a verse en una pasarela, ni mucho menos entre las tres finalistas de un reinado de belleza.

La farándula no era lo suyo, y por el contrario soñaba con ser azafata o policía, pero los recursos económicos solo le alcanzaron para estudiar una técnica en el Sena, de la que hoy se siente orgullosa.

Sin embargo, sentía que no era completamente feliz y algo le hacía falta a su vida.

Por eso, aunque no estaba segura de aceptar la propuesta de su amiga para lanzarse al reinado, decidió arriesgarse.

Entre las aspirantes, Natalia fue una de las preferidas. Su altura y elegancia sorprendieron a más de uno que pensaba que la joven había nacido en cuna de oro, con todas las comodidades.

Pero su historia era otra. Su familia siempre ha vivido en el barrio Simón Bolívar, uno de los más pobres de la ciudad, y su casa, como la de sus otras tías que residen allí, era de tablas.

A diferencia de las otras candidatas a Señorita Cúcuta, no tenía diseñador ,vestidos, joyas ni maquillaje propios, y aunque eso la hacía sentir mal, siguió adelante buscando patrocinadores que la apoyaran en su participación.

Un reinado con tropiezos 

Fueron 21 días de preparación, en los que Natalia tuvo que aprender sobre etiqueta y glamur, a desfilar y a expresarse frente al público, entre otras cualidades que nunca había tenido la oportunidad de conocer.

“No sabía desfilar y me daba pena salir en traje de baño, pero cuando llegué allá me llené de valor y vi que tenía potencial”, dijo.

Al mismo tiempo en que iba descubriendo las pasarelas, las críticas no se hicieron esperar y antes de empezar el reinado, se hizo viral una campaña de desprestigio en la que se aseguraba que ella no merecía ser la ganadora del título.

“Decían que yo era mala gente, que la reina era otra, me insultaban, me decían que era orejona y yo nunca había tenía complejos sobre mi cuerpo, por eso lloraba, me achicopalaba y hasta me quise salir”.

Hasta que por fin llegó el 21 de julio, día del desfile y coronación de la señorita Cúcuta. Natalia había recibido el premio a mejor rostro y ya se había ilusionado con ganar el primer lugar.

Pero por un puesto, la corona se escapó de sus manos, y le otorgaron el título de virreina.

“Lloré porque quedé decepcionada, yo creía que iba a ganar, decía que no quería volver a saber nada de reinados, que no sabía porqué me había metido en eso, y todo el mundo me calmaba diciéndome que  siempre a la virreina le va mejor”.

Golpe de suerte

(La agencia Stock Models le ofreció un contrato de exclusividad por dos años que incluye clases de actuación y modelaje.)

Durante el reinado, un periodista del programa La Red se enteró de la historia de Natalia y la buscó en su barrio para mostrar su caso por televisión.

El informe se publicó un fin de semana después del reinado y tuvo tanta acogida que posteriormente le ofrecieron llevarla a Bogotá con todo pago a presentarse en vivo.

Con una maleta llena de ilusiones, Natalia llegó a la capital del país y descubrió infinidad de oportunidades en el mundo del modelaje.

Estando en el programa en vivo, la agencia de modelaje Stock Models le ofreció un contrato de exclusividad por dos años, en el que se incluían clases de pasarela y actuación.

Natalia estaba temerosa de aceptar porque no quería alejarse de su familia y de su vida en Cúcuta, pero aceptó.

A la par de esa propuesta, le empezaron a llover más a través de sus redes sociales que de un día para otro empezaron a aumentar de seguidores, superando los diez mil.

Clubes deportivos, clínicas de belleza y odontología y otras empresas de Bogotá conocieron su historia y le ofrecieron su ayuda.

Ahora, Natalia quiere participar en el Reinado Nacional de la Belleza representando a Norte de Santander, pero tiene un gran dilema, estudiar una carrera universitaria, sin dejar atrás el modelaje.

“Yo veo que todas las mujeres que se presentan al reinado tienen ya una carrera adelantada y yo aún no, por eso quiero empezar a estudiar comunicación social”, dijo.

Aunque su familia y algunos amigos le ofrecieron la posibilidad de estudiar en Cúcuta, tomar esa decisión implicaría dejar a un lado la vida que en 4 meses ha empezado a construir en Bogotá.

Hoy, sabe que está en su mejor momento y no puede dejar pasar las oportunidades que se le abrieron en el mundo de la farándula, el mismo al que jamás pensó que llegaría. 

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Katherine Villamizar Leal
Sábado, 5 de Enero de 2019
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