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Familia colombiana trabaja duro en el Super Bowl
~ "Esto es algo que nunca vas a volver a ver. Yo lo disfruto mucho. Estaré triste cuando termine. Y después habrá mucho trabajo también para que todo quede tal y como estaba antes".~
Domingo, 2 de Febrero de 2014
~La familia Baquero trabajó en jornadas maratónicas para afinar detalles y que el espectáculo de esta noche salga a la perfección."Esto es algo que nunca vas a volver a ver. Yo lo disfruto mucho. Estaré triste cuando termine. Y después habrá mucho trabajo también para que todo quede tal y como estaba antes".~ Para muchos el Super Bowl significa disfrutar con los amigos de un buen partido de fútbol americano. Para la familia Baquero el acontecimiento deportivo es sinónimo de intensas semanas de trabajo en el estadio MetLife de Nueva Jersey, supervisando desde la preparación de 75.000 pechugas de pollo frito hasta la distribución de miles de uniformes y credenciales.

Y es que para los tres miembros de este clan colombiano el partido de fútbol entre los Seahawks de Seattle y los Broncos de Denver esta noche será algo único, que no imaginaron ocurriría en los más de 10 años que hace que trabajan en el complejo deportivo de Meadowlands, en East Rutherford, cerca de la ciudad de Nueva York.

Camilo Baquero es el asistente del chef principal del estadio, su hermana Lina es supervisora en el Departamento de Recursos Humanos y la madre de ambos, Julia, atiende las lujosas “suites” del estadio, desde donde altos ejecutivos y fans que pueden costeárselo ven los partidos con todas las comodidades. Para los tres colombianos, estos son días de duro trabajo, aunque ellos aseguran que disfrutan de la excitación del momento.

“Esto es un caos controlado. Nosotros lo llamamos así. Es un caos organizado, todo está pensado, hablado, cada día hay un plan detallado”, comenta Camilo, de 39 años, mientras pasea por la cocina del estadio, rodeado de decenas de cocineros que preparan chiles guajillos y colocan bandejas con las alitas de pollo en gigantescos hornos.  

La familia llegó a Nueva Jersey desde Bogotá en 1987, en busca de mejores oportunidades laborales. Por aquel entonces Camilo tenía 13 años y Lina, tres.

Tras cursar estudios gastronómicos, Camilo empezó a trabajar en el pabellón deportivo Continental Airlines Arena, el actual Izod Center, en 1998. No mucho después se inició en el mundo del fútbol americano como chef del antiguo Giants Stadium. El Giants Stadium fue demolido en febrero del 2010 para dar paso al actual MetLife Stadium, la sede oficial de los Jets y los Giants de Nueva York.

En el año 2001 Camilo animó a su hermana y a su madre a trabajar en el complejo deportivo y ahora los tres son empleados de Delaware North Sportservice, que se encarga de la comida y bebida del estadio.

Lina, de 29 años, fue contratada en el departamento de Recursos Humanos porque, entre otras cosas, era bilingüe y necesitaban a gente que hablara español. Julia empezó a atender las “suites”, sirviendo comida caliente, fría, gaseosas, vino y café y asegurándose de que a los clientes no les faltara de nada.  El día del Super Bowl los tres dicen que esperan trabajar de 15 a 18 horas.

“Esto es algo que nunca vas a volver a ver. Yo lo disfruto mucho. Estaré triste cuando termine. Y después habrá mucho trabajo también para que todo quede tal y como estaba antes”, comentó Lina, que un viernes reciente caminaba de un lado para otro respondiendo mensajes de correo electrónico en su teléfono móvil. La colombiana lleva días preparando las credenciales y uniformes de los casi 3.000 empleados que llenarán el estadio en el partido final del campeonato de la NFL, asegurándose además de que todo el mundo sabe lo que tiene que hacer el día del gran acontecimiento.

De los aproximadamente 2.800 empleados que Delaware North Sportservice tiene en el estadio, 875 se identifican como hispanos, dijo una portavoz de la empresa.

Camilo, en su uniforme blanco de chef, se encarga de coordinar las cantidades industriales de comida que se servirán a muchos de los fans ese día: 20.000 salchichas, 500 galones (unos 2.000 litros) de salsa marinara, 20.000 albóndigas, 7.000 bocadillos de bistec y queso, entre lo más básico. El Super Bowl contará con 150 cocineros y 50 chefs en el estadio.

El colombiano, al igual que Lina, trabaja ahora seis días a la semana, de nueve a 10 horas por día. Empezó a planear los menús para el Super Bowl en abril del año pasado.

Para Julia, de 57 años, el ritmo de trabajo no es tan desenfrenado: ella sólo trabaja los días que hay partido en el estadio, aunque mentalmente ya se está preparando para las largas horas que supondrá el Super Bowl. Asegura que disfruta de la labor, habiendo sido siempre amante de la cocina, y habiendo enseñado a su hijo Camilo a cocinar platillos y repostería colombiana. La atención al detalle y estar pendiente de que la “suite” esté limpia durante el partido son dos factores clave en su trabajo, asegura orgullosa.

“Quiero que se vea elegante y que cuando el cliente llegue, ya esté todo preparado, la comida caliente y la fría”, comentó. “La idea es que el invitado esté contento”.

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