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Así es la vida de una cucuteña en las filas del chavismo

Judith Mendoza vino a su ciudad natal para visitar la tumba de su padre y para atender algunas obligaciones familiares.

Se sabe el himno de Venezuela al pie de la letra, también recita los coros del PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela) que dirige las riendas del llamado socialismo del siglo XXI, y no duda ni un segundo en defender, a capa y espada, el gobierno del presidente Nicolás Maduro Moros. 

Aunque no es venezolana, Judith Mendoza Luna, 31 años, habla como si lo fuera. Esta cucuteña que migró de la frontera hacia el país vecino cuando era una niña, es más chavista que Chávez. 

Mendoza no duda en enfrentarse a cualquier opositor al gobierno, así sea en las calles de su ciudad natal, la que la vio nacer y donde el gobierno venezolano no es muy popular. 

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La Opinión la encontró haciendo una fila con su esposo venezolano, para reclamar el dinero en las casas de cambios habilitadas por el presidente Maduro.

Como están las cosas, no es común que un ‘chavista’ sea también ‘madurista’, pero la mujer rinde obediencia a ambos presidentes. Dice amar al socialismo y a la patria venezolana más que ningún otro nacido en la tierra de Bolívar.   

Tanta fidelidad la llevó, hoy día, a ser una de las lideresas sociales que tiene el chavismo en el vecino municipio venezolano de Rubio (Táchira). 

“¡Está loca!...”, dicen en voz baja algunas de las personas que también están en la fila. Sin embargo, sin timidez, la mujer dice que se atrevería a gritar ¡Viva Chávez! en plena calle. 

“Siempre nos ha gustado estar en el chavismo porque ahí siempre nos sentimos protegidos”, dice Mendoza. “Allá sí ayudan a los pobres”. 

Del porqué apoya al gobierno bolivariano, la mujer expresa que fue allá donde su familia logró conseguir vivienda, salud y alimentación a cambio de trabajo, cosa que difícilmente conseguiría en Cúcuta.

Niega que haya escasez de alimentos en Venezuela, tampoco que no haya libertad de expresión. Con voz firme y fuerte acusa a los opositores de ser los que alimentan, según ella, la desinformación o mala imagen que todos los días sale en los canales de televisión internacionales.

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“Quiero al gobierno bolivariano porque de aquí de Colombia huí por la inseguridad. En este país (Colombia) solo estudié hasta tercer grado y mi mamá no pudo mantenernos más por problemas de pobreza”, asegura. 

Después de migrar cuando tenía 11 años, Mendoza empezó a estudiar gratis y se graduó de bachillerato en una escuela pública; aunque su familia fue nacionalizada y ella no, por haber cumplido la mayoría de edad, esta colombiana dice que no ha sido requisito en Venezuela tener una cédula, “porque al gobierno chavista no le importa si se es negro o blanco, rico o pobre, todos somos hijos del pueblo de Bolívar”.   

Trabajando para el Chavismo

Mendoza es esposa de un líder comunal venezolano jefe la Ubch (Unidades de Bolívar Batalla de Chávez). 

Desde hace 8 años trabaja en las barriadas en una parroquia (sector) de Rubio, donde dirige las asambleas y coordina la logística para la realización de las  obras sociales que organiza el gobierno.

“Nosotros somos de Bachao, comunidad de Rubio. Repartimos comida de los Clap (Comité Local de Abastecimiento y Producción) cada mes y ayudamos a muchos colombianos que viven allá”, asegura.  

Añadió: “mi hija nació con gastrosquisis, es un defecto de nacimiento en el cual los intestinos del bebé salen del cuerpo a través de un orificio al lado del ombligo y gracias a los servicios de salud, y  aún siendo colombiana, recibí buena atención médica, cosa que no hubiera conseguido tan fácil en Cúcuta”, aseguró.

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Sobre la cantidad de venezolanos que llegan a abastecerse de alimentos diariamente en la ciudad o a pedir limosnas en las calles, la colombiana dijo que son vagos y comerciantes que quieren aprovechar el cambio de la moneda, pues en su mayoría son bachaqueros (contrabandistas).

Para esta cucuteña el nuevo socialismo del siglo XXI significa vivir en paz: “Venezuela es un paraíso, a pesar de los problemas que tenemos por la oposición, pero allá vivimos en paz”. 

La otra cara de la moneda 

Mientras los afines al gobierno como Judith Mendoza tienen garantizado el acceso a los alimentos y las medicinas, para quienes no hacen parte del oficialismo la situación es radicalmente opuesta. El acceso a los bienes básicos se han convertido en un privilegio exclusivo; según a la OMS, la desnutrición infantil en Venezuela alcanzó un 11%, lo que implica una situación de crisis de acuerdo a los estándares de esa entidad.   El 93% de los venezolanos indica que sus ingresos son insuficientes para comprar alimentos, según la encuesta de Condiciones de Vida 2016. 

Panorama en cifras

La mortalidad infantil en Venezuela en 2016 subió 30,1% y la maternal 65,79% comparado con las cifras del 2015. 

Venezuela vive una aguda crisis de desabastecimiento en materia de medicinas desde hace más de dos años. Según la Federación Farmacéutica de Venezuela, la escasez de medicamentos alcanza el 85%. 

El Fondo Monetario Internacional (FMI) estimó el año pasado que la inflación llegará este año a 724%. 

Según la encuesta Condiciones de Vida 2016, 9.6 millones de venezolanos comen dos o menos veces al día debido al desabastecimiento. 

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Jean Javier García
Viernes, 18 de Agosto de 2017
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