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Frontera
En La Parada parece que no hubiera pandemia
En este sector de Villa del Rosario no se respetan las medidas de bioseguridad.
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Lunes, 13 de Julio de 2020

Comercio formal abierto con normas de bioseguridad, comercio informal sin los protocolos sanitarios, invasión del espacio público, vendedores de comida por doquier, compradores también por todos lados con y sin tapabocas, al igual que el paso por las trochas, es la cotidianidad pandémica en La Parada.

Este sector de Villa del Rosario volvió a dar muestras de que allá no está pasando nada, en una riesgosa exposición al contagio con el coronavirus.

Por ejemplo, la vía antigua de La Parada, justo detrás del comedor Divina Providencia, este lunes lució con negocios abiertos que estaban llenos de compradores que sin acatar el distanciamiento físico exigido en esta temporada pandémica, llegaron a adquirir diversidad de  productos.

“Yo vine desde San Antonio, por la trocha, a comprar la leche del bebé, porque allá (en Venezuela) no se consigue. No tengo otra alternativa y bajo todo riesgo tanto allá como acá, porque a quien agarren en Venezuela en la calle, sin la debida justificación, se lo llevan preso”, confesó Lucía Hernández, quien admite que así como ella, otros venezolanos llegan a comprar comida y medicinas, metiéndose  por los pasos ilegales.

(Los efectivos del ejército están en la calle resguardando los espacios y manteniendo el control de la zona.)

La invasión del espacio público había mermado casi por completo tras la declaratoria sanitaria por la COVID-19, pero desde hace un par de semanas todo transcurre como si la amenaza  sanitaria no existiera.

“Hay policías en la autopista y en el barrio, pero lo que estamos viendo nosotros como vecinos del sector es que la gente anda por la calle sin tapabocas, tampoco hay distanciamiento social, y sacan a los niños sin las normas de bioseguridad”, cuenta José Luis Alvarado quien reside en ese sector fronterizo. 

A este vecino le causa curiosidad la actitud de los infractores, que después de ser recriminados por la Policía, tan pronto los agentes se dan la vuelta, ellos vuelven a bajarse el tapabocas.

El alcalde de Villa del Rosario, Eugenio Rangel, explicó que el trabajo del despeje del espacio público se sigue coordinando con la Secretaría de Gobierno y la Policía Nacional y que también hay presencia del Ejército para un mayor control. 

El funcionario señaló que hay constante coordinación con las autoridades regionales por medio del Puesto de Mando Unificado para la aplicación de las medidas que buscan mantener el orden con el fin de evitar riesgos de propagación del virus.

Tras el confinamiento nacional las medidas en La Parada se habían reforzado precisamente por tratarse de un área cercana al paso fronterizo, tanto regular como irregular.

(La gente desde venezuela cruza por las trochas para hacer mercado y adquirir medicamentos en La Parada.)

 

Los migrantes esperan 

En un terreno contiguo a la autopista de San Antonio, en el mismo sector de La Parada, están 1.200 venezolanos esperando su paso al Centro de Atención Sanitaria Tienditas (CAST) para luego entrar a su país, en desarrollo de la operación de retorno.

Víctor Bautista, secretario de Frontera de la Gobernación de Norte de Santander, dio a conocer las cifras y precisó que a la fecha 5.500 migrantes han sido atendidos en el (CAST), donde ayer se encontraban 491 personas.

El funcionario mostró su preocupación por la aglomeración de personas en el sector de La Parada. 

“Debido a las condiciones ascendentes de los casos de la COVID-19 en Norte de Santander solicitamos a los migrantes de las demás regiones del país a no llegar a la frontera hasta tanto haya condiciones que no sobrepasen la capacidad instalada que tiene el centro sanitario de Tienditas”, enfatizó.

Además, solicitó la atención respectiva a la zona de frontera, sobre la cual sostuvo -que en estos momentos- cuenta con capacidades limitadas para las atenciones a los venezolanos que están a la espera en dichos espacios. 

En este terreno, donde aguardan los migrantes, la policía le hace el registro a cada uno para llevar un control. 

A cada venezolano se le pone una manilla de color con un número. Son 300 brazaletes entregados por cada color. Esto le permite a las autoridades policiales y migratorias llevar el orden en el cual cada venezolano va llegando a la frontera.

Luego del registro, cada migrante debe esperar en promedio entre 5 y 10 días en el sector, esto debido a las restricciones que hay en el paso hacia el lado venezolano, limitado solo a los días lunes, miércoles y viernes.

Según las estimaciones de las autoridades, a la frontera han llegado 20.033 personas en buses y 39.955 caminantes.

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