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En Táchira transcurren los días entre cuarentena y apagones

Las caídas en el fluido eléctrico afectan además los servicios de telefonía e internet.

En Venezuela, y de manera especial en el estado Táchira, las fallas en el suministro eléctrico por largos períodos de tiempo se han vuelto constantes en el último año, y a ello se suma la subsecuente caída de los servicios de telefonía móvil e internet.

Pero cuando a esta caótica cotidianidad se suma un encierro por cuarentena que alcanza ya su tercera semana, la situación se vuelve insostenible, especialmente para los más pequeños de la casa.

Katherine Amaya es madre de tres niños con edades comprendidas entre los 2 y los 9 años, y cuenta según su experiencia que cuando pasan horas sin luz los niños se salen de control luego de estar por tanto tiempo encerrados, porque no tienen medios para distraerse como: videos de internet o programas de televisión.

“Ellos quieren como caminar por las paredes”, dijo con impotencia.

Juan José Flores relató que al estrés propio de la cuarentena se suman las difíciles condiciones en las que actualmente se vive en Venezuela. Es padre de 4 niñas, que conviven en 72 metros cuadrados.

“Estamos sin gas, el día de ayer, más de 6 horas sin electricidad, lo que complica mucho las cosas porque tampoco podemos usar la cocina eléctrica para preparar los alimentos de la familia”, relató.

 A los tachirenses y, en general a los venezolanos, se les mezcló todo: los cortes de electricidad y el coronavirus.

“Los venezolanos no solo tenemos que lidiar con una pandemia llamada COVID-19, sino que también tenemos una pandemia aún peor llamada revolución bolivariana”, dijo Flores, para quien toda la situación se ha convertido en un problema para la salud mental y emocional de la población.

“Aunado a esto, no existe la plataforma tecnológica para que los niños puedan recibir educación a distancia pues no hay electricidad, y como consecuencia tampoco hay Internet, y aún en los ratos que la hay, es pésima. Estamos en total desventaja”, agregó.

La situación de los cortes eléctricos en el estado Táchira, así como en otros estados fronterizos venezolanos, se ha ido agravando con el pasar de los años.

Rafael Urdaneta cuida a sus pequeños de 2 y 3 años mientras su esposa médico atiende pacientes. Afirma que para los niños pequeños es aún más difícil porque no entienden lo que sucede, ellos sólo quieren salir a jugar.

“A veces toca dejarlos hacer un poco de desorden, les hago pequeñas piscinas con poncheras en el apartamento para que jueguen con agua y patitos de hule, porque se ponen irascibles y lloran con facilidad o inventan subirse donde no deben y hacer pequeños destrozos”, dijo sonriendo.

Para Luz de Chacón, hacer tareas en casa se ha convertido en todo un desafío. “Los padres no sabemos nada de pedagogía y las fallas de luz e internet nos hacen muy difícil el acceder a tutoriales en YouTube que nos orienten sobre la mejor manera de enseñarle a nuestros hijos”, comentó.

Su hijo Alejandro es un niño inquieto que a sus 7 años se ha consagrado como atleta de alta competencia, por lo que el encierro se le ha hecho especialmente difícil. “El niño se aburre, se deprime, los primeros días ni siquiera quería comer y hasta tuvo algo de fiebre y aunque dice que el coronavirus es un ‘monstruo malo’ eso no hace que deje de extrañar sus entrenamientos y salir a jugar con sus amiguitos”, dijo la madre.

El estado Táchira cumple ya su tercera semana de cuarentena, en medio de una fuerte militarización, severas restricciones a la movilidad, racionamiento de combustible y fallas en los servicios de electricidad, gas, internet, agua potable y telefonía móvil.

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Eilyn Cardozo
Domingo, 5 de Abril de 2020
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