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Frontera
La frontera, ¿responsable de la escasez en Venezuela?
Las medicinas, al igual que los alimentos, son lo que menos se ve en las dispensas de los supermercados.
Jueves, 18 de Agosto de 2016

La escasez de productos básicos, subsidiados en buena parte por el gobierno venezolano, fue una de las causas esgrimidas para justificar, en Agosto de 2015, el cierre total de la frontera entre Colombia y Venezuela. ¿El argumento?, que la fuga de estos productos regulados, hacia el territorio colombiano constituía la causa principal de la escasez en los mercados venezolanos. 

De ser cierta esa teoría, realmente el cierre de fronteras debía servir para recuperar los inventarios de los supermercados, abastos y bodegas, especialmente en la zona fronteriza. Sin embargo, lejos de que ello sucediera, la escasez se hizo aún más profunda, los productos regulados disponibles no eran suficientes e incluso comenzaron a escasear otros rubros no regulados como artículos de higiene personal, fórmulas lácteas infantiles, medicinas, autopartes y repuestos.

Raíces del desabastecimiento

Para el economista y catedrático de la Universidad del Táchira, Isidro Humberto Pérez, la razón es que la escasez en Venezuela nunca tuvo como causa principal la fuga de productos hacia el territorio colombiano, sino el profundo deterioro del aparato productivo venezolano, sumado a la escasez de dólares que se produjo a raíz de la caída de los precios del petróleo.

“Decir que el contrabando, el ‘bachaqueo’ o simplemente un aumento de la demanda real por parte de compradores colombianos que adquirían en Venezuela algunos productos que en su país resultaban más costosos porque se vendían a precio real y no con las políticas subsidiarias implementadas por el gobierno de Venezuela a los rubros de la cesta básica, es un enfoque simplista, que evidencia la falta de interés por atacar las raíces profundas del desabastecimiento”, argumentó.

Para Pérez, “en Venezuela el problema radica en una caída brutal de la producción nacional como consecuencia de más de 18 años de errores y de un modelo fracasado, pero además se conjuga con la inflación más elevada del mundo, que devora los ingresos que obtienen los trabajadores venezolanos”.

Ya en abril, una encuesta realizada por la firma Datanálisis, revelaba que la escasez de alimentos básicos en Venezuela superaba el 80 por ciento. Para la fecha, el presidente de la firma, Luis Vicente León, informaba que el llamado “desabastecimiento en hogares” era menor al registrado en los comercios, pero advirtió que durante la última medición incrementó ese índice, por un empeoramiento de la situación económica del país.

La encuestadora pronosticó para este año una inflación de 450 por ciento, con una caída que afectaría fuertemente el poder adquisitivo de los consumidores de al menos 40 puntos, respecto a 2015.

Sin embargo, para el economista Isidro Humberto Pérez, el pronóstico económico para el segundo semestre de 2016 va “a peor”. “Con la inflación de julio a 400 por ciento y la anualizada en 700 por ciento, la crisis transita en una escalada acentuada por la falta de materia prima e insumos para producir, lo que se traduce en mayor escasez y repercusión en los precios de bienes y servicios, una espiral perversa que parece no tener fin”.

Colas, protestas y saqueos

La cada vez más acentuada ausencia de productos en las estanterías de los establecimientos públicos y privados dedicados a la comercialización de alimentos, trajo consigo situaciones nunca antes vistas en Venezuela: larguísimas filas de personas que incluso desde la noche anterior, aguardan la apertura de los comercios para intentar hacerse de los rubros fundamentales para la dieta familiar; amas de casa que afirman haber disminuido el número de ingestas diarias de la familia e incremento en los niveles de desnutrición materna e infantil.

A lo largo de este año, las colas cada vez más largas dieron paso a las protestas. Tras horas de espera, el intempestivo anuncio de que se agotó la mercancía disparó en más de una oportunidad los caldeados ánimos de los compradores, que sin pensarlo dos veces se volcaron a las calles de Táchira y otros varios estados de Venezuela, para exigir respuestas gubernamentales contundentes a la escasez.

Y así como una cosa lleva a la otra, las protestas dieron paso a los saqueos, que se multiplicaron vertiginosamente por todo el territorio venezolano. Desde oriente hasta el Zulia, pasando por los fronterizos estados andinos el asalto a camiones de carga y la intempestiva irrupción en establecimientos comerciales por parte de densas pobladas que se llevaban consigo todo lo que encontraran a su paso, se convirtieron en noticia de todos los días.

Una masiva importación de alimentos desde algunos países amigos, hecha por el gobierno venezolano, aunado a los pasos forzados que decenas de miles de personas realizaron en varias oportunidades por la cerrada frontera colombo venezolana, lograron bajar temporalmente la incidencia de los saqueos, que sin embargo, en los últimos días han comenzado a producirse de nuevo en algunas poblaciones de Venezuela, incluida la capitalina ciudad de Caracas.

Medicinas y escasez

Pero la escasez en Venezuela no alcanza sólo al renglón de alimentos, la salud también se ha visto afectada por una profunda ausencia de medicamentos esenciales, así como aquellos requeridos para el tratamiento de enfermedades catastróficas y enfermedades crónicas; sin dejar de lado la falla en el suministro de reactivos para exámenes de laboratorio y las dificultades severas en la dotación de insumos médicos hospitalarios como sondas, soluciones, yelcos, gasas, entre otros.

Al respecto, el presidente de la Federación Farmacéutica (Fefarven) Freddy Ceballos, ha denunciado que la escasez de medicamentos e insumos en Venezuela es casi absoluta, pues ronda niveles de hasta 90 por ciento; lo que ha dado pie a una industria floreciente de medicamentos ilícitos. Alertó que el 50 por ciento de los fármacos vendidos en redes sociales y no en cadenas de comercialización son ilícitos. “Detrás del cartel de la droga, el segundo mejor ilícito son los fármacos”.

Y mientras voceros oficiales insisten ante las naciones Unidas y la Comunidad Internacional en que en Venezuela no hay crisis humanitarias, la Federación Médica ha señalado el incremento de casos de suicidio por falta de antidepresivos, así como la precaria situación de los enfermos de cáncer en sus diferentes manifestaciones, y el riesgo que sufren los pacientes cardíacos, diabéticos, hipertensos, renales, etc. Debido a las dificultades para acceder a las prescripciones que les permitan mantener su calidad de vida.

La Coalición de Organizaciones por el Derecho a la Salud y la Vida (CODEVIDA) presentó recientemente un informe en el que indicó que la crisis por falta de medicamentos que se vive en Venezuela afecta de manera directa la delicada salud de los pacientes con enfermedades crónicas.

El presidente de la coalición, Francisco Valencia, aseguró que más de 300 mil personas están siendo afectadas debido al poco suministro de las medicinas que, adicionalmente, tienen un alto costo, lo que de por sí es una desventaja para los pacientes con menos recursos.

La situación ha generado marchas de médicos y pacientes en diversas entidades del territorio venezolano, incluido el estado Táchira. Paralelo a ello se han registrado esfuerzos internacionales por enviar a Venezuela donaciones de medicamentos desde diferentes organismos; esfuerzos que se han estrellado con una rotunda negativa del gobierno venezolano.

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