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Frontera
La Parada, sin control y al garete
En promedio 100.000 personas se mueven a diario en este punto de Villa del Rosario.
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Lunes, 16 de Diciembre de 2019

La sensación de los habitantes y comerciantes de La Parada es que esta puerta de entrada a Colombia se convirtió en un territorio de nadie por los grandes problemas que se concentran en tan solo cuatro calles y unas pocas carreras.

Entre 80.000 y 100.000 personas se mueven a diario hacia uno y otro lado del puente internacional Simón Bolívar, sobre el río Táchira, mezclándose con decenas de migrantes que tienen tomados todos los espacios públicos, abarrotan las fachadas de locales comerciales y viviendas acorralando a sus moradores y permean la frontera por las trochas llevando y trayendo mercancías, en un maremágnum que parece no tener fin.

“Todo está tomado por los extranjeros que en ese proceso migratorio se han quedado aquí sobreviviendo de cualquier manera, sin importarles que para ello tengan que trasgredir la ley y desconozcan las mínimas normas de comportamiento y convivencia”, dijo una ama de casa que se declaró afectada por ese fenómeno que en poco tiempo les cambió la vida.

Los problemas son múltiples y de ellos también hacen parte los colombianos que sacan provecho de las personas que llegan al país buscando mejores oportunidades, han dicho los afectados.

“Un ejemplo lo representa el transporte informal, los taxistas y buseteros, que son responsables de buena parte del caos vehicular, porque irrespetan las normas de tránsito en el afán de transportar el mayor número de pasajeros, armando monumentales atascos”, dijo un comerciante que no quiso identificarse.

La comunidad pide la acción de los gobiernos local, regional y nacional que ayude a poner un poco de orden a esa situación caótica y desesperante en que se ha convertido la vida cotidiana en La Parada, particularmente para los ciudadanos ajenos al fenómeno migratorio, al comercio y a la situación de ilegalidad que allí confluye.

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Hablan los afectados

Yorley Castro, empleada de un local comercial, dice que La Parada se convirtió en un completo desorden por cuenta de los vendedores informales, carretilleros y conductores de servicio público que actúan a su antojo, porque no hay una autoridad que los controle.

“Aquí son normales los disturbios y las peleas, muchas veces con cuchillos, en las que resultan personas heridas, especialmente en horas de la tarde cuando hay más movimiento de personas hacia Venezuela con sus compras, lo que aprovechan incluso los delincuentes para hacer de las suyas, dijo la mujer.

Fabio Lizarazo, un comerciante sobre la Autopista Internacional, asegura que los vendedores se adueñaron del espacio público y que es peligroso llamarles la atención porque responden con agresividad y amenazas.

“No se compadece que los comerciantes formales que pagamos impuestos, arriendo y servicios, estemos acorralados por personas que vienen de afuera, que son los que forman el desorden, tiran basura y han convertido este lugar en algo invivible”, dijo.

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El problema se agudiza

Saúl Cristancho Vásquez, secretario de Gobierno de Villa del Rosario, dijo que La Parada, por ser el primer barrio de Colombia que encuentran los migrantes venezolanos, es el hogar desde 2016 de una serie de vendedores ambulantes que llegaron a utilizar el espacio público, en una situación de total hacinamiento. 
Explicó que se hizo un primer censo de esa población que sumó 870 personas y en un segundo censo ya había más de 2.000 vendedores, cifra que fue creciendo. 

“Hemos hecho una serie de actividades junto con la Policía, se instalaron unas vallas para controlar el flujo de personas, pero todo ha quedado corto ante la creciente migración”.

El funcionario dijo que el tema de movilidad se ha tratado junto con el Área Metropolitana de Cúcuta, que es el organismo encargado del transporte público de pasajeros, “pero a La Parada está llegando un promedio de 3.000 taxis diarios que son los que llevan los migrantes hacia Cúcuta y ellos no respetan ninguna norma establecida, lo mismo que con las busetas.

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