Pacaraima, un pequeño municipio brasileño, y Cúcuta, tienen características muy diferentes. Sin embargo, comparten dos particularidades que los conectan, son fronterizos con Venezuela y en sus países se han convertido en los principales receptores de inmigrantes o por lo menos en su paso obligado para llegar a otras regiones.

Esto hizo que el politólogo e investigador Thiago Rodrigues visitara la capital nortesantandereana, para enriquecer su indagación sobre la dinámica que se impone en estas zonas que no estaban preparadas para el desafío que supone el alto flujo de venezolanos.

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Pese a que su trabajo aún no culmina la principal recomendación, por ahora, es que los gobiernos se ocupen de la legalización, lo máximo posible, así sea con documentos temporales con los que los ciudadanos extranjeros puedan acceder a servicios de salud, entre otros. 

De esta forma conseguirían salir de esa situación de ilegalidad que los hace más propensos a ser usados por grupos al margen de la ley que operan en frentes como el narcotráfico, otro punto común entre ambos municipios, pues aunque en menor proporción que en esta frontera, en la de Brasil también existe.

Legalizar y no criminalizar es la clave que sugiere Rodrigues para evitar que se agudice la crisis generada por la migración. Y es que el tema de las ilegalidades transfronterizas es un punto importante del que seguirá recopilando los insumos necesarios para la investigación que desarrolla para el gobierno de Brasil.

La semana pasada, el investigador estuvo como ponente en el II Coloquio Internacional de Trabajo Social ‘Perspectivas del desarrollo y dinámica fronteriza’ en la Universidad Francisco de Paula Santander.