El trabajo que desarrolla la Diócesis de Cúcuta ante la crisis migratoria de venezolanos va más allá de la distribución de alimentos, principalmente en la casa de paso Divina Providencia, en Villa del Rosario. La Iglesia Católica también brinda asistencia médica, pero el personal ya no se da abasto para atender a la cantidad de extranjeros que buscan ayuda.
En entrevista con Vatican News, Víctor Manuel Ochoa Cadavid, obispo de Cúcuta y quien estuvo la semana pasada en Roma, en donde volvió a reunirse con el papa Francisco, recalcó que en la frontera “tenemos un drama humanitario” y que a esta ciudad llegan cada día al menos 45 mil habitantes del país vecino, quienes buscan proveerse de alimentos, medicinas y otros productos, así como oportunidades de empleo.
Monseñor manifestó que de parte del Gobierno y de la Comunidad Internacional se necesitan más alimentos y medicinas. “Cada día atendemos con cuatro médicos y algunas enfermeras. Hay grandes necesidades, sobre todo en lo que respecta enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes, cáncer, epilepsia. Hay medicinas que son fundamentales y que no se consiguen en Venezuela en este momento”.
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El jerarca católico subrayó que el tema alimentario han podido, en la medida de lo posible, solventarlo. En cambio, la salud es lo más complejo, por ello insistió que se necesitan médicos e insumos.
El obispo indicó que afortunadamente ha contado con la colaboración de la fundación The Flying Doctors, proveniente de Texas, Estados Unidos. 30 profesionales en distintas especialidades han estado en la casa de paso atendiendo y distribuyendo medicinas, incluidas vacunas.
Entre 3.600 y 5.000 platos de comida repartidos cada día
El obispo Víctor Ochoa Cadavid recordó la labor social que desde el 5 de junio de 2017 cumple la casa de paso Divina Providencia, en La Parada, Villa del Rosario, en donde dan alimentación a los migrantes.
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“En este momento repartimos allí entre 3.600 y 5.000 platos diarios y en ocho parroquias de Cúcuta tenemos también restaurantes, pequeñas casas de acogida donde les damos de comer también. Estamos llegando a unos 8 mil raciones diarias con el desayuno”, agregó el religioso.
Ochoa resaltó que esta labor la han podido llevar a cabo gracia al apoyo de comerciantes y muchas familias solidarias de Norte de Santander. Igualmente, reciben donaciones de organismos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) como el Alto Comisionado para los Refugiado (Acnur) y el Programa Mundial de Alimentos (PMD).
“Volver sobre el tema de los migrantes cada día puede cansar la opinión pública. Es un drama concreto de mujeres, niños, ancianos y jóvenes. Lo que más me impresiona a mí de este drama son los jóvenes que están saliendo de Venezuela para buscar un futuro, para buscar esperanza”, sostuvo.
Ochoa Cadvid exaltó el trabajo mancomunado con sus homólogos venezolanos, especialmente con el obispo Mario del Valle Moronta de San Cristóbal, estado Táchira, así como de los sacerdotes.
“Queremos ser razón de esperanza. Algún obispo utilizó una frase en estos días que a mí me ha impresionado y me ha alegrado mucho. Han dicho: ‘la Diócesis de Cúcuta es testigo de la caridad de Cristo en la frontera’. Creo que si eso lo hacemos mostramos un rostro bonito de la Iglesia, el rostro real. Hay temas muy graves y situaciones muy graves, como los abusos, gravísimos, pero también la Iglesia tiene santidad y tiene caridad y tiene solidaridad para servir a los hermanos”.
Monseñor señaló que el papa Francisco está atento a la crisis migratoria y le ha dicho que bendice a la Diócesis de Cúcuta por su trabajo..
