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Frontera
Un deportado y su rap traspasan la frontera
Su nombre es Ever López, pero se hace llamar ‘Klever El Acertijo’ y le canta a esta 'caliente frontera'.
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Jean Javier García
Sábado, 10 de Octubre de 2015

En los albergues de Cúcuta es llamado Ever Antonio López Salcedo. En los municipios de la frontera y el Táchira lo conocen como ‘Klever El Acertijo’.

Viene directamente desde Mi Pequeña Barinas, uno de los asentamientos humanos colonizados por colombianos, en el municipio venezolano de San Antonio del Táchira.

Con siete años de carrera en el mundo del palabreo, el rap, el reguetón y el ‘perreo’, este caleño de 30 años es uno de los 17 mil deportados que salieron por las trochas luego del cierre de la frontera buscando oportunidades.

Promociona su canción ‘Frontera Caliente’, que habla de la dura realidad que viven los habitantes de la frontera colombo-venezolana, una de las más conflictivas de América; población que históricamente ha sido rodeada por las mafias del contrabando y los grupos armados ilegales.  

Ever llegó a Cúcuta desde que era un niño de 9 años junto a su mamá Gloria Esperanza Salcedo y sus tres hermanos Luis Fernando, Yuli Yesenia y Lilibeth. No conoció a su padre. Hoy es padre de Cristian Josué, 7 años, su único hijo, fruto de una relación que, aunque ya está rota, lo impulsa a surgir como ciudadano de bien.

A pesar de que su casa fue una de las marcadas por las autoridades venezolanas con aerosol con la letra ‘D’ de destruir, este joven músico logró devolverse por las mismas trochas por las que huyó de Venezuela con un grupo de intérpretes de rap venezolanos a hacer una canción, inspirado en la situación que vivió desde el 19 de agosto.

“‘Frontera Caliente’ nació allá mismo en la trocha, cuando empezamos a sacar los enseres de noche, cuidándonos unos con otros de que no viniera la Guardia Bolivariana de Venezuela y nos capturara. Siempre me ha gustado la música y lo primero que hice fue tomar mi teléfono y escribir esto que me marcó la vida”, cuenta el artista.

Klever tuvo la fortuna de dejar grandes amigos, tanto así que estos lo ayudaron a pasar la línea fronteriza a sacar los pocos enseres que tenía y a grabar en medio de las casas destruidas un videoclip, de la mano de una pequeña productora musical venezolana llamada Dreams G Records, de Óscar Guerrero.

El disco, pero sobretodo la historia del artista, le ha merecido (por lo coyuntural) un minuto de fama tanto del lado colombiano como del venezolano, de donde ha sido llamado por los periodistas más reconocidos de las cadenas de radio colombianas y por los medios de comunicación opositores al Gobierno Bolivariano, quienes elogian sus letras.

¿Cómo logró que lo apoyaran en el videoclip?

En todos los ámbitos hay envidias, pero también hay grandes amigos. Allá dejamos grandes amigos que se mueven en la música y no solo gente que se mueve en la música, sino también gente que sabe que hemos luchados con este proyecto de ser músicos y que también querían que se mostrara la realidad de lo que pasó en Mi Pequeña Barinas. Los venezolanos nos colaboraron y nos avisaban con un silbido si se acercaba la guardia.

¿Qué sentimiento tiene hacia Venezuela?

Solo agradecimientos, porque allá arranqué con esto de la música. Siempre sentí el deseo de hacer música, no sabía cómo hacer el sueño una realidad y eso lo conseguí en Venezuela con un grupo de amigos: Jonatan, Kaki, Semana Santa, Robinson. Allá tuve mi casa que construí en 8 años y aunque me la tumbaron sigo agradecido, porque mis amigos venezolanos no tienen la culpa. Esto lo hicieron unos pocos.

 

¿Cual es su aspiración con la música?

He hecho música gracias a un don que Dios me dio. Obvio que un artista quiere ser escuchado y todos queremos mejorar la condición de vida, pero también es cierto que para ser exitoso y conquistar en este mundo se necesita dinero, y es lo que no tengo.

¿A qué se dedicaba en Venezuela y musicalmente cómo le iba?

Me dedicaba a vender pizza por porción, pero en Venezuela las emisoras son comunitarias y ponían mi música 3 o 4 veces al día. Eso me dio reconocimiento y me llamaban a las ferias de San Nicolás en San Cristóbal y otros eventos... Iba cogiendo fama cuando me sacaron (risas). Acá en Colombia es diferente porque las emisoras te cobran y necesitas ser solvente económicamente.  

¿En que tipo de música ha incursionado?

Me muevo en el género urbano, hago rap, reguetón, pero también hago merengue urbano. No he grabado, pero tengo algo escrito en “salsatón” (mezcla de salsa con reguetón).
 

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