La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile

Voluntarias comunitarias, integración por el ETPV

Seis venezolanas trabajan de manera voluntaria orientando a sus connacionales para acceder al Estatuto Temporal de Protección.

Los corazones de María Antonieta Agüero y Alianny Bermúdez se disponen en cada Registro Único para Migrantes Venezolanos (RUMV) que procesan para sus paisanos. La misión y meta de cada una de ellas es ayudar cada vez a más refugiados y migrantes a quedar amparados bajo la medida del Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos (ETPV).


Lea también: Conozca las fechas para pagar los impuestos con descuentos

Ellas, ambas residentes de Cúcuta, forman parte del Programa de Voluntarios Comunitarios de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) a través del cual brindan orientación y asistencia en la implementación el ETPV. 

Este plan se ejecuta en Norte de Santander, Bogotá, Chocó, Putumayo, Antioquia y Santander de manera presencial. 


Apoya a La Opinión haciendo clic aquí: http://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion

“Es una gran satisfacción que con la labor que nosotros estamos haciendo puedan ellos estar de forma regular acá en el país, así como lo estoy yo”, afirma Alianny. 

Margarita Rosa Díaz Manzano, profesional para Norte de Santander del Programa de voluntariado comunitario de Acnur, explica que la estrategia inició a mediados de julio del año pasado.

A este proceso de selección llegó María Antonieta y Alianny llenas de esperanzas de quedar seleccionadas y de muchas expectativas una vez les dieron el sí. Luego de presentar las pruebas ambas fueron llamadas a ser voluntarias. 

La vida de María Antonieta cambió cuando la llamaron para el programa. Ella se enteró del proceso de selección a través de un asesor jurídico de Corprodinco, organización que la estaba guiando en el proceso del salvoconducto. “Él lo publicó en sus estados y yo decidí postularme y me inscribí y quedé seleccionada entre los 10 voluntarios para Norte de Santander”.


Le puede interesar: Djokovic fue deportado y no jugará el Abierto de Australia

Para Alianny su proceso fue distinto, porque venía apoyando previamente el proceso de orientación con los venezolanos que viven en su comunidad. “Yo decidí postularme porque me gusta la labor que hago, quiero apoyar a la población migrante al igual como me han apoyado a mí”. 

Envió su hoja de vida y confiesa que quedó sorprendida cuando la llamaron.

“Fuimos muchísimas personas las que aplicamos y siempre decía ‘bueno Señor que sea en tus manos si es para mí este voluntariado’. El día que me llamaron no lo creía, porque entre los candidatos había muchos profesionales”.

Díaz Manzano refiere: “inicialmente estuvimos en unos espacios de formación que implicaba conocer un poco más allá del estatuto, es decir, todo lo que era el pre-registro, pruebas sumarias y demás temáticas asociadas a su implementación. Aparte de ello se hizo formación en otras líneas como protección internacional, diagnósticos participativos, medio ambiente, violencias basadas en género y demás”. 


Lea además: Cierres nocturnos por 90 días en la carretera Cúcuta-Pamplona

El día a día de estas dos venezolanas transcurre en medio de jornadas especiales presenciales compartidas en comunidades vulnerables de Cúcuta, Los Patios y Villa del Rosario. Hoy comparten sus vidas entre sus familias y su labor como voluntarias.

“Yo trabajé desde que comenzó esto del RUMV,me metía en la página de Migración Colombia para cumplir mi proceso y fui agarrando práctica y esas tácticas que ahora se las brindo a mis compañeros de voluntariado”, dice María.
 

 

Alianny, madre de tres niños, cuenta que dentro de sus roles está atender a los migrantes venezolanos y brindarles apoyo para concretar el pre-registro. “Los apoyamos en la apertura del  correo electrónico para aquellos que no lo tienen, les explicamos el paso a paso y le brindamos información de lo que viene luego”. 

Al momento de apoyarles en las encuestas socioeconómicas, ellas utilizan un lenguaje sencillo, claro y muy ajustado a la jerga venezolana para lograr niveles de comprensión óptimos y que el proceso de registro sea favorable.


Apoya a La Opinión haciendo clic aquí: http://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion

Estar favoreciendo a sus paisanos ha sido una experiencia única en sus vidas, incluso, insisten en que el proceso se debe seguir sin pausa.

“La importancia de esto es hacerles entender que una vez cumplan con todo el estatuto ellos van a ser tomados en cuenta en el ámbito de la salud, educación, en la parte laboral y eso es sumamente importante para ellos y sus familias, sobre todo para aquellos que tiene niños”, resalta María. 

Esta venezolana, de sonrisa amplia, llegó con su esposo a Colombia en 2018, como ella misma dice con un bolso y un par de mudas de ropa encima. Iba rumbo a Perú, pero luego de horas de viaje y los venideros 8 días de recorrido para llegar hasta Lima desistió y decidió quedarse en Cúcuta. “Me dije a mi misma ‘no puede ser que vaya tan lejos”, se repetía.

Le preocupaba cómo buscar a su hija y volver a ver a su madre en el estado Yaracuy, en el centro occidente venezolano. Esta razón la motivó a anclar sus raíces en suelo colombiano. 


Más información: La ley de Desconexión Laboral, ya es un hecho

“Le dije a mi esposo vamos a comenzar a vender arepas y hacíamos eso por las mañanas y donas por las tardes. Así vivimos cuatro meses hasta que mi esposo consiguió un trabajo y es cuando comenzamos a surgir”, explica María Antonieta. 
Luego de unos meses se trajo a su niña, que necesitaba nivelarse en el proceso de vacunación.

“Comencé hacer los papeles para poder regularizarla y pudiera acceder a la salud. Bueno, en ese momento, opté a acceder a Corprodinco, donde me ayudaron hacer toda la parte legal y bueno a ella me le asignaron el salvoconducto, igualmente a mí esposo y a mí otro hijo también le dieron el salvoconducto”, detalla.

María Antonieta trabajó durante 8 años en la Alcaldía de Urachiche, su pueblo natal, pero le apasiona pintar y ayudar a las personas. 

La pasión de Alianny es servir a su comunidad. Ella llegó a Colombia en 2017 con su esposo, sus tres hijos, entre ellos una bebé de 27 días de nacida. “Decidí venirme con ellos porque ya no podía estar allá, la situación estaba muy difícil, tenía mi hija mayor enferma y ya había vendido muchas de mis cosas para poder llevarla al médico. Nos enfrentamos a momentos en los que tenía para darle un almuerzo pero no para darle una cena a mis hijos”.


Entérese: Bebé de tres semanas murió por COVID-19 en Catar

Su esposo llegó a Cúcuta dos meses antes que ella y cuando Alianny se reencontró con él vivía en el barrio Las Palmeras en un cuarto arrendado. Todos dormían en ese pequeño espacio que sirvió para darles fuerzas a seguir trabajando para salir adelante.

“No fue fácil, porque llegar aquí a dormir en una sola colchoneta con mis 3 hijos y mi esposo es complicado. Sin embargo, me da satisfacción ver a mis hijos comerse un helado, comerse un pan, desayunar, hacer sus tres comidas diarias o sea lo demás no me importa porque los veías a ellos contentos y felices, entonces fue algo que poco a poco yo sabía iba a mejorar”, precisa.

Ambas tienen hoy un trabajo estable y consolidado, y siguen luchando por sus sueños. 


Apoya a La Opinión haciendo clic aquí: http://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion

 

 

Integración

El trabajo en equipo en el voluntariado comunitario ha sido uno de los aspectos a resaltar del programa. Son 10 muchachos: seis venezolanos y cuatro colombianos. 

“Este proceso en particular ha sido sumamente interesante, porque cada uno de ellos tienen sus experiencias enriquecedoras que permite alimentarlo, sobre todo si nos ubicamos con quienes son venezolanos, pues ellos han vivido la experiencia del ETPV, es decir, han cumplido con sus pre-registros, registros biométricos y conocen especialmente cómo funciona el sistema, la plataforma y cómo es estar en el registro de forma presencial. Esto le da un valor agregado a todo el programa de voluntariado, porque desde sus experiencias se comparten con la población de interés”, explica Margarita Díaz.


Lea aquí: Por el país se extiende el conflicto Eln - disidencia

La relación entre el equipo ha estado marcada por el compañerismo, empatía, solidaridad, trabajo y empuje. “Entre ellos hay una relación bastante significativa de compañerismo hay unos procesos de resiliencia muy importantes para resaltar y de liderazgo, a propósito que cada uno de ellos son líderes y lideresas comunitarios lo que a su vez significa muchísimo más para nuestro programa”, resalta.

Sergio Tarazona, voluntario comunitario, destacó la vocación de servicio que tiene este par de mujeres. “Tenemos casos muy peculiares, atípicos y no sabemos cómo hacer y el apoyo que hemos recibido en respuesta a estas solicitudes por parte de ellas es muy bueno. Nuestros compañeros son quienes nos ayudan y nos orientan en esa parte, en esas situaciones que a veces se nos pueden ver un poquito tediosas”, dijo.

Para Diana Hoyos, voluntaria colombiana, las historias de vida de María Antonieta y Alianny son dignas de admiración. 


Le puede interesar: Reconocida organizadora de eventos fue asesinada a balazos

“Todo el proceso que ellas han vivido es algo que me da admiración porque sé que han pasado diferentes procesos en sus vidas, pero pues siempre han tratado de ver todo de una manera positiva con mucha resiliencia y siempre mirando hacia el futuro de una manera muy alegre y buscando siempre las oportunidades de progresar y de salir adelante”, sostuvo. 

Priorización del programa

El programa de voluntarias comunitarias de Acnur en Norte de Santander priorizó su acción de trabajo en tres municipios: Cúcuta, Los Patios y Villa del Rosario. Explica la encargada de plan que “para la capital del departamento se priorizaron las comunas 6, 7, 8 y 9 (Valles de Jerusalén, Las Delicias, Caño Limón y Camilo Daza); mientras que para Los Patios en la comunidad de El Llanito y en Villa del Rosario en la comunidad de Montevideo I y II”, detalla.

Sin embargo, cuando establecen acciones en articulación con otras entidades de gobiernos locales pueden llegar a otros sectores que no necesariamente son las comunidades de interés que fueron priorizadas. 


Lea también: Dos muertes por "oleajes anómalos" en Perú tras erupción volcánica en Tonga

“Cuando hacemos algunos ejercicios de articulación, como por ejemplo este de entornos protectores con la Alcaldía de Cúcuta, podemos llegar a otros sectores que no son necesariamente nuestras comunidades de interés, o estamos con los Pao móvil, acompañando también con la Alcaldía de Villa del Rosario en el corregimiento de Juan Frío o en otras comunidades de la ciudad de Cúcuta”, indica.

“Las jornadas de nosotros no son en un solo punto porque estos son rotativos, un día estamos en una comunidad, el día de mañana estamos en otra, estamos brindándole apoyo a la población venezolana en diferentes puntos”, explica María Antonieta.

En estas jornadas María Antonieta y Alianny son piezas fundamentales para brindar orientaciones y apoyos en los registros asistidos a la población refugiada y migrante con vocación de permanencia en el territorio.

Ambas, sostienen que poder apoyar a sus paisanos, así como lo han hecho con ellas, es un hecho que las hace sentir afortunadas. 

Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en: http://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion

Image
La opinión
La Opinión
Lunes, 17 de Enero de 2022
Premium-home
Patrocinado por:
Logo Empresas
Temas del Día