La cadena le siguió el juego y en la previa al partido de España le entregó dos regalos, una camiseta firmada y un vídeo en el que el antiguo internacional albiceleste le mandaba ánimos.
Con ocho equipos supervivientes en Catar, Marruecos y Argentina solo podrían verse las caras en la final. "Ojalá, pero pasaría muchos nervios", señaló el martes con una gran sonrisa sobre lo que podría ocurrir el 18 de diciembre.
Perfil discreto, explosión tardía
En una selección en la que sobresalen el mediático Achraf Hakimi y el fogoso Hakim Ziyech, la poderosa silueta de Bono (1,92 metros) aporta sensatez y bonhomía a los 'Leones del Atlas'.
Como Hakimi, que nació en España, y Ziyech, en Países Bajos, Bono vio la luz lejos de Marruecos, en Montreal (Canadá), pero regresó al país norteafricano con siete años.
En 2012, ya con 21 años, ingresó en el filial del Atlético y pasó por el Zaragoza y el Girona hasta que en 2019 se enroló en el Sevilla, donde por fin explotó al más alto nivel, conquistando la Europa League (2020) y el trofeo Zamora (2021) al arquero menos goleado del campeonato español.
Precisamente su conocimiento de la Liga le ayudó en los penales. "Son chicos con los que he jugado más de una vez, pero como ya he dicho, los penales son una mezcla de suerte e intuición", señaló con modestia tras su exhibición del martes.